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Aquel auto se detuvo justo al frente de una pequeña casa color verde enebro. El nerviosismo sacudió su cuerpo como un temblor a una ciudad. Ambos chicos salieron de el, y con pasos algo indecisos por parte de la peli negro, caminaron hasta llegar de frente a la puerta.

Sentía que habían pasado años desde la ultima vez que estuvo ahí, aunque sólo llevaba unas cuantas semanas realmente.

Ha In era su mejor amiga desde el preescolar, su padre y el suyo eran compañeros y buenos amigos en la estación de policía, desde el principio hubo una notable conexión, pareciese que ella tenía todo aquello que a Na Ra le faltaba y viceversa. Nunca había estado separada de ella por tanto tiempo, hasta ahora.

Un suspiro largo y pesado abandonó su cuerpo. Tocó insegura.
Aguardo unos segundos, hasta que una señora de la mediana edad asomó la cabeza.

—¡¿Na Ra?!—exclamó con notable confusión.

Y antes de que la susodicha pudiese contestar, una castaña salió disparada hasta enrollarla en sus brazos. Permaneció ahí durante un largo rato, la pudo escuchar casi sollozar sobre su hombro.

—¡Dios mío!—susurró cerca de su oído, para después separarse lentamente quedando frente a frente—¡¿Dónde rayos te metiste?! ¡¿Sabes lo preocupada que estaba?! ¡Te llamé miles de veces!

—Yo...

—Ha In, dale un respiro por el amor de Dios—habló su madre—Vamos, entren a la casa, está helando aquí afuera.

La señora se hizo a un lado para poder dejar pasar a las dos jóvenes. Automáticamente la calidez de tal hogar se desprendió y los enrollo como una manta incitándolos a pasar lo más pronto posible, luego se le quedó mirando al castaño quién solo permaneció de pie a las pequeñas escaleras de la entrada.

—Yo...esperaré afuera—mencionó Tae apenado cuando su mirada chocó con la de la señora.

—¿Seguro? Vas a congelarte—le habló Na Ra tomándole de la muñeca tratando de llevarlo adentro, sin embargo él puso resistencia.

—Seguro, esperaré en el auto, tómate tu tiempo.

Na Ra ya no discutió nada más, así que soltó su agarre suavemente y decidida entró a la casa con su amiga detrás.

—Haré un poco de té de jazmín—comentó su madre caminando hasta la cocina para dejarles conversar a solas.

Ambas tomaron asiento en la sala.

—Dime que pasó Na Ra, desapareciste completamente, has faltado a la escuela, y ahora un chico misterioso y maldita mente guapo té acompaña—susurró tomándole de las dos manos con angustia—¿Qué pasó contigo? Fui a tu casa todos los días las últimas semanas. Deje cientos de mensaje y realicé infinitas llamadas. ¡Estaba tan preocupada por ti que estuve a punto de llamar a la policía!

—Y-yo, no puedo explicártelo completamente, porque ni yo misma sé qué pasa—admitió la peli negro—Pero...necesitaba platicar contigo, necesito que...

Más no pudo terminar de hablar cuando las lágrimas ya resbalan por sus mejillas cuán gota de lluvia en la resbaladilla. Ver en ese momento a su amiga, le había hecho recordar como solía ser su vida antes de todo ese desastre en el que ahora se hallaba envuelta. Quería, deseaba con cada partícula de su ser que fuese un mal sueño, que al día siguiente despertara en su habitación, bajar a la estancia y encontrar a su tío cocinando su desayuno, luego salir hacia el colegio y encontrarse con su mejor amiga para platicar de cosas triviales y sin importancia, y en el mejor de los casos, poder encontrar al castaño de rulos en mejores circunstancias.

CORRE || Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora