Blaire no quería levantarse de su cama. Estaba cansada de los recientes acontecimientos, saber sobre su verdadera familia, los secretos que había guardado y las verdades de las que se enteró eran la menor de sus preocupaciones.
Ser el druida de una profecía a la que todos le tenían fe era demasiado para ella. Estaba acostumbrada a ser la persona en quien depositaran su confianza, pero no hasta ese punto. Liderar una batalla contra Bhaltair sonaba menos peligroso que enfrentarse a la diosa de la vida y a su hija, que resultaba ser la madre de las brujas.
Todo era demasiado para procesar y, a eso se le sumaba el hecho de que aún debía ir a enfrentar a sus padres. Ya no podía dejar que el tiempo siguiera corriendo, era ahora o nunca. El tiempo se estaba acabando, ya habían visto una luna desde que llegaron y faltaba poco para la siguiente. A la tercera su destino estaría marcado y la batalla sería inevitable. Lennox le había dicho que para entender su magia tendría que conocerse a sí misma y eso era justo lo que no sabía, ¿quién era ella? ¿qué la hacía tan 'especial'?
Miró hacia la ventana y por entre la tela el sol se filtró. Si quería salir limpia y arreglada debía levantarse ya mismo o Kade aparecería a llevársela tal como estuviera. Al menos esas habían sido sus palabras.
No quería quedarse a confirmar si sus palabras habían sido ciertas o no, por lo que se levantó y se aseo con prisa. Para cuando se encontraba guardando algunas de sus armas, la puerta se abrió de golpe y Kade apareció con el rostro cubierto por sus manos.
—Desnuda o no ya tenemos que irnos
Gracias a Dagda no espero.
—Puedes mirar
—¿Estás segura? No quiero quedar ciego
—Idiota —murmuro Blaire.
—Dije ciego, no sordo —se quejó mientras bajaba la mano y le lanzaba una sonrisa.
—No sé cómo puede soportarte Beth
—Aunque no lo creas soy encantador
—Tienes razón, no lo creo —se dirigió a la puerta y la cerró detrás de sí para seguir a Kade.
Caminaron hasta las caballerizas y esperó a que Murdoch le dijera algo, pero desde el encuentro con Brian en el bosque ya no había vuelto a manifestarte.
—No debes preocuparte
—No lo estoy —negó rápido, demasiado rápido.
Él elevó las cejas y tuvo que darle la razón.
—Bien —dijo a regañadientes—, estoy nerviosa ¿eso es lo que querías escuchar? Me pase gran parte de mi vida creyendo que mis padres me habían dejado porque me odiaban, que ellos me habían abandonado. Y ahora en menos de lo que tarde en odiarlos debo cambiar lo que siento porque al final todo resulto ser una mentira. Así que sí, estoy nerviosa y preocupada por qué no sé qué va a pasar
Kade apretó la mandíbula y miró al frente mientras cabalgaban hacia el pueblo. Blaire creyó que no respondería, pero se sorprendió cuando escucho dolor en su voz.
—¿Crees que te afecta solo a ti? ¿Qué acaso eres a la única a la que le han mentido? También yo pase parte de mi vida sin saber que tenía una hermana y ahora la encuentro justo cuando estamos en medio de una guerra y es la única capaz de ayudarnos. Apenas te encuentro y tengo que hacerme a la idea de que todo podría terminar para nosotros. ¡Podemos morir! Es una realidad, pero no estoy preparado para perder a alguien, ni a ti, ni a Beth, demonios, ni siquiera a Calem. Es el laird más molesto que he conocido, pero también es mi amigo, mi familia
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𝕮𝖆𝖇𝖆𝖑𝖑𝖊𝖗𝖔 𝖉𝖊 𝕸𝖊𝖉𝖎𝖆𝖓𝖔𝖈𝖍𝖊
Fantasy(I de la serie Caballeros malditos) Una maldición los unió, pero ¿Podrá también separarlos? Hace cuatrocientos setenta años una maldición cayó sobre Calem Sinclair, haciéndolo inmortal y devorando su humanidad. Ahora un nuevo contrincante se ha leva...