𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝟐𝟖

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No podía ser posible.

Simplemente no podía.

¿Cómo Bhaltair se las había arreglado para agrandar su número de guerreros en tan poco tiempo? Las probabilidades estaban en su contra. El número de guerreros que ellos poseían no llegaba a la mitad y por si fuera poco, tenían que dividir hombres entre su aldea y la del clan de Calem.

Había comenzado la semana con la esperanza puesta en todos y ahora, con las noticias que había traído Brian, esa fe estaba empezando a derrumbarse. Y por si aquello fuera poco, Alastair le había llenado la cabeza a Bhaltair con ideas conspirativas, y ahora estaba solicitando —exigiendo más bien, dado el contenido del mensaje— que le dieran pruebas de que se habían infiltrado con éxito en el castillo.

Los tres, Calem, Kade y ella, habían estado pensando qué información podrían revelar sin que ello pudiera generar una masacre. Pero todo era como una espada de doble filo, si revelan algo lo demás se derrumbaría y el efecto sorpresa dejaría de ser... sorpresa.

Al final decidieron revelar que el número de sus filas era considerablemente menor que el de Bhaltair y que habían logrado sobornar al general para que al momento de la batalla se levantara contra el Laird. Todo era mentira obviamente y un paso en falso sería el final para todos. Bhaltair terminó por creer la mentira y envío a tres de sus soldados de confianza para que se infiltraran en las tropas. Calem lo permitió, a pesar de saber que tener oídos extras sería difícil para planear su ataque, tendrían que ser más inteligentes y discretos.

Los hombres llegarían a finales de la semana y para ese momento deberían tener todo preparado y montado, no había lugar para errores.

—¡Blaire! —grito Eirian llamando su atención.

Blaire lo siguió hasta la sala donde guardaban las armas.

—Los hombres que pedisteis para vuestra aldea están listos para partir —comentó—, también hemos preparados a nuestros demás guerreros para la llegada de nuestros enemigos

—¿Les advertiste que no podemos hacer ningún movimiento hasta el Samhain?

—Así es, mis hombres saben que no tienen permitido hacer nada hasta ese día. Mi orden fue que se ganaran su confianza y les hicieran creer que vamos en contra de nuestro Laird

—Gracias por hacer esto Eirian, sé que va en contra de tu honor

—Haré lo necesario para proteger a mi laird y a mi gente —golpeo su pecho.

Blaire salió de allí y vio que los guerreros entrenaban.

Las últimas semanas habían sido un borrón y faltaba menos de un mes para el Samhain. El velo se abriría y con él, la guerra comenzaría.

En el castillo todos se estaban preparando. Reabastecieron las cocinas y más armas se estaban forjando. Los trabajadores del castillo desde su conocimiento hacían lo posible por ayudar a ambientar el lugar y los guerreros entrenaban con más fuerza que nunca.

Encontró a Kade hablando con Beth cerca de la torre y se acercó.

—¿Cómo está el bebé? —sobo la panza de embarazada de su amiga.

—Sólo sabe darme los antojos más extraños y cambiar mi ánimo

Kade miró con cariño a Beth mientras hablaba y puso su brazo sobre sus hombros.

—Será una niña hermosa igual que su madre

Blaire elevó las cejas, Kade parecía estarse encariñando con aquel bebé. No esperaba menos de él, su amor por Beth traspasaba fronteras y amaría a esa pequeña parte suya que crecía dentro de ella.

𝕮𝖆𝖇𝖆𝖑𝖑𝖊𝖗𝖔 𝖉𝖊 𝕸𝖊𝖉𝖎𝖆𝖓𝖔𝖈𝖍𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora