Nuevo mundo

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Oscuridad y silencio absoluto, eso era todo lo que rodeaba el ambiente, sin embargo, esto no duró mucho y segundos después diversos susurros, seguido de un fuerte resplandor, se hicieron presentes.

Koharu repentinamente abrió los ojos sorprendida y tosió, sujetándose el pecho mientras jadeaba en busca de aire, grande fue su sorpresa al de hecho recuperar un poco de este, hace un par de segundos podía jurar que se le había acabado por completo. Y no solo eso, su torso, sus costillas... se encontraban en perfecto estado, el peso del estante y las cosas que le cayeron encima, el intenso dolor, así como las gotas de sangre que salpicó al toser se habían prácticamente desvanecido en el aire. ¿no estaba literalmente muerta hace un par de segundos? ¿qué demonios?

Confundida rascó sus ojos y miró a su alrededor, mientras su visión se acoplaba al extraño e inusual ambiente, una vez estaba segura de poder ver correctamente, se puso a inspeccionar sus alrededores.

El lugar era... extraño, por decirlo de alguna manera.

Se encontraba en una especie de sala de trono, por el estado algo deteriorado de la arquitectura podía deducir que tenía sus años de antigüedad, en el piso había una extensa alfombra roja que se extendía hasta el trono en el fondo de la peculiar habitación, estandartes negros con varios símbolos bordados por encima con una tela brillante como el oro, y ventanales a través de los cuales se reflejaba un intenso cielo nocturno, a demás de una especie de círculo mágico con varios símbolos parecidos a los de los estandartes en el suelo, que brillaba de un intenso color morado, en resumidas cuentas, era como el típico escenario de un anime de fantasía.

Koharu estaba a punto de cuestionar qué diablos ocurría, pero antes de poder pronunciar una sola palabra, fue interrumpida por una voz grave, fuerte y dominante que se hizo presente después de los susurros que hasta ese momento no habían parado.

—¡héroes! ¡por favor ayúdennos a salvar este mundo!

Espera, ¿qué?

No fue sino hasta ese preciso instante, que Koharu se percató de la presencia de más personas a su alrededor.

Un montón (en realidad no pasaban de 4) de gente con capucha, un hombre aparentemente mayor de edad, vestimenta formal, aunque algo... ¿pintoresca? y una reluciente corona en su cabeza (pero si está justo al frente del círculo, ¿cómo es que lo acaba de ver?), hincado a su derecha estaba un chico joven, parecía como de su edad, tal vez un poco más grande, tenía pelo ligeramente rizado, de un tono azul oscuro y ojos marrones, parecía igual de confundido y aturdido que ella, mientras que del lado izquierdo estaba una chica de baja estatura, pelo morado largo y ojos rojos, la altura, la ropa que vestía y su físico el general la hacían ver bastante joven, ella igualmente se veía confundida.

Los tres se levantaron confundidos, mientras que las personas restantes celebraban silenciosamente.

—oh, sagrados héroes, gracias por acudir a nuestro llamado— el hombre mayor habló.

¿héroes?

¿ah? ¿qué dice, señor?— el peliazul preguntó confundido.

Soy el rey Exius, yo y los más poderosos hechiceros que me sirven los hemos convocado a nuestro humilde reino para solicitar su ayuda— explicó el hombre, dejando a los restantes confundidos, excepto por Koharu, quien parecía ser la única que comprendía lo que pasaba de algún modo, no del todo pues esta situación era algo que no se vive todos los días, pero tenía una mínima idea.

—¿héroes? — cuestionó Koharu para asegurarse de tener la idea correcta a cerca de lo que ocurría. —¿ayuda? ¿nos trajeron aquí para pelear contra alguna amenaza?—

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