Era una tarde de aquellas calmadas, palpitante, simplemente hermosa, se apreciaba el verdadero arte de Dios, nubes grises y blancas adornaban el hermoso cielo, quería disfrutar esa tarde de la mejor manera.
Me disponía a leer en el techo de mi casa, observando nubes de algodones en el cielo, recordando aquella niñez dulce mientras pasaba un guardabarranco entonando una melodía peculiar de él, me tendí en el techo, luego de 5 minutos fui hipnotizado por tan bello paisaje y sin darme cuenta quedé inconsciente.
Aparecí en un lugar oscuro, con un paisaje negro, aterrador, solo podía ver cosas demasiado cerca, no sabía donde estaba, de repente vi un reflejo que se acercaba a mi, todo tambaleante, como renquiando, solo lograba ver su sombra, se acercó a mí completamente y era un joven desconocido con rostro cabizbajo, con una facha como de muerto o como dicen un muerto viviente.
-Si quieres ver luz, busca amor, eso dicen- dijo el joven con una voz desafinada, desagradable, gruesa y desapareció.
Desesperado corría sin rumbo, sin ni siquiera saber donde estaba, quedé agotado de tanto correr y decidí reposar en un árbol seducido que tenía frente mío, me acosté en sus raíces, y no sé como, pero una mano extraña llena de vellos me tocó el hombro, me entró un gran miedo que quedé inmóvil.
-Estás en paradise- Dijo una voz tan cerca de mi oído, toda misteriosa y al igual desagradable.
Ya medio me movía, quería correr del miedo, pero esa mano me agarró más fuerte y me subió hasta la cumbre del árbol, desde ahí logré observar un destello de luz a lo lejos, que se acercaba cada vez más, hasta que quedó en un punto algo cercano del árbol seducido, donde podía apreciar que estaban en un lugar como azul y blanco completamente deshabitado, exepto por ellos, gran sorpresa me llevé cuando capté que eran mis amigos con sus princesas quienes brindaban esa luz.
Estaba Hugo (H), Sonny y Manuel acompañados de unas doncellas radiantes, al parecer ellos estaban en otro mundo que no era paradise, tan hermosas eran, marce una muchacha de baja estatura, morena y rapsoda muy inteligente que conversaba con el cuerdista H, Barah otra zafiro, semejante a una nube de algodón blanca, con voz muy suavecitay gentil que acompañaba al vate Sonny y Lupe, una morenasa con rostro suave de agua y encantado que estaba con el raya platos Manuel.
Paradise era tan callado y oscuro que desde esa altura lograba escuchar lo que mis amigos conversaban con ellas y los veía por el gran amor que se tenían que provocaban esa luz radiante fulgorosa.
-Te amo H- musitó Marce mientras lo abrazaba y besaba apasionadamente, provocando aún mas luz.
-Nunca me había sentido así de feliz- continuaba Marce -llenas de alegría mi vida, te juro que estaremos juntos para siempre, ¡te lo juro H!- lo volvió a besar apasionadamente.
- Yo te amo desde hace muchos tiempo y me siento feliz porque por fin estoy con la mujer que amo, también juro que estaré contigo siempre- Exclamó H con toda el alma y corazón, sinceramente.
Azul y blanco de fondo, Sonny era un poeta por ella, más romántico y artístico.
-Un minuto sin ti es una eternidad
ya que sin tu mi vida está incompleta
tú eres mi energía, eres mi felicidad...Recitaba Sonny con gran entusiasmo su poema para ella titulado "Contigo amor".
Lograba ver el rostro sonrojado de Barah que le decía miles de cosas preciosa con la miraba, se besaron y provocaron aún más luz.
Manuel y Lupe se besaban y abrazaban sin decir ni una sola palabra, él pasaba sus manos por sus pantorrillas hasta llegar a sus glúteos, luego frotaba sus manos suavemente por sus senos, pero siempre demostrando aprecio y gran amor entre ambos, destelleban aún más luz.
Paradise ya no parecía Paradise, más bien parecía paraíso fluorescente, yo siempre en el árbol siendo testigo de su amor.
Seguía arriba del árbol, esa voz desagradable dijo que el árbol se llamaba ceiba y estaba seducido, y a los lejos una oscuridad, tinieblas desvanecía y penetraba aquella gran luz hecha por mis amigos y sus princesas, no sabía que era, pero cada vez se acercaba más, volvía Paradise otra vez, en el árbol seguía observando y no sé si fue magia pero logré ver a uno señores, sus ojos brillaban como fuego encendido, caminaban furiosos y rápido, volaban humo por los poros, se dirgían al lugar azul y blanco donde estaban mis amigos y sus doncellas.
Esa maldita mano velluda me seguía sosteniendo, ¡no me soltaba!, yo quería bajar y correr a advertirles del peligro, pero no pude, gran susto cuando los señores llegaron a su objetivo, ofendiendo a mis amigos de miles formas, tomaron a sus hijas y se las llevaron, imaginé que quizás mis amigos habían escapado de ahí, y asi fue, ya no estaban ahí.
La mano velluda por fin me soltó y bajé del árbol, se volvió a encender otra luz, esta vez provocada por el amor de los señores hacia sus hijas, y se marcharon lejos...
Otra vez era oscuro, totalmente oscuro, solo lograba ver cosas demasiado cerfa, cuando iba a correr otra vez se me aparecieron 5 jóvenes, el de la mano velluda, el joven desconocido y mis amigos, todos con facha de muerto, desagradables y terroríficos, mis amigos con sogas amarradas al cuello que los hacía verse más espantoso.
-Si quieres ver luz, busca amor, eso dicen- exclamaron los 5 como en coro y cabizbajos, partieron sin rumbo.
Como por arte de magia observé como rondaban por Paradise, un mundo de oscuridad total, donde solo había luz, si había amor sincero.
De tanto el miedo de estar ahí, viéndolos, volví a quedar inconsciente...
Desperté ya en el techo de mi casa de noche, oscuro.
Este cuento es dedicado a esos jóvenes que se han suicidado por amor o decepción, un mundo que he creado donde me imagino que así penan esos jóvenes, espero les guste!!!
HAMI SÁNGHEZ
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Cuentos juveniles
Teen FictionCuentos que te harán transportar a aquella etapa cuando eras un adolescente o si eres adolescente serán cuentos que te harán saber lo que puedes hacer o lo que estás haciendo💗