I love the feeling of your hand on my back.

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Imágen créditos a: https://www.deviantart.com/gabzillaz

Día 4

Hinata no estaba acostumbrada a que la tocaran de más. Sí, podía ser que le gustaran más los abrazos o que pudiera soportar repentinas muestras de amor fraternal. Pero desde hacía un tiempo había algo diferente que provocaba que fuera más consciente de su cuerpo o de la persona a su lado.

Era un gesto simple, sin real importancia seguramente, pero que a ella le calaba profundamente. Lo había visto alguna que otra vez en diferentes parejas. Que el hombre llevaba la mano a ese lugar, pero nunca supo darle un significado especial hasta ese momento.

Naruto solía llevar su mano a su espalda en ciertos momentos.

Cuando caminaban por la calle y la apartaba del resto de personas, objetos o peligros con los que pudiera chocar o tropezarse.

Cuando estaban a solas y quería acercarla a él para atrapar sus labios anticipados al deseo de sentirlo.

Cuando hablaba con otra persona, generalmente hombres, como si fuera un acto desinteresado.

Esa última, era la que más la desconcertaba. Ella no necesitaba ese tipo de protección ya. Ninguno hombre iba a sobrepasarse con ella sabiendo quién era ella.

Pero cuando le preguntó, Naruto pasó por diferentes etapas que se mostraron en su rostro: sorpresa, confusión y entendimiento. Sin embargo, sólo le sonrió como disculpa y prometió no volver a hacerlo.

Y en verdad así fue.

De alguna forma, la ausencia de ese acto comenzó a provocar que se sintiera algo desnuda. La frialdad que sentía cuando alguien se acercaba a ellos y hablaban, aunque Naruto no estuviera lejos se lo parecía.

Podía presentarla como su novia, pero no la tocaba.

Ansiosa por ello, lo tomó de la mano días más tardes y con toda seguridad, le dijo esas palabras:

—Lo amo. Amo cuando pones tu mano en mi espalda. Por favor, no dejes de hacerlo.

Entonces, él sonrió, satisfecho y la abrazó con ternura.

—Pensé que nunca más ibas a pedírmelo.

Era el significado de aquel pequeño gesto. No se trataba de posesión frente a otros, se trataba de confianza y muestra decorosa y pública de que la amaba.

¡Nos leemos en el siguiente!

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De nuestros días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora