It wasn't like this before

360 38 6
                                    

It wasn't like this before

Día 6

El paso del tiempo también afecta a las parejas. En algún punto lo hace. Puede que no sea de una forma obvia. Puede que sí. El cambio a veces no es notorio y otras, sí.

Naruto y Hinata no eran la excepción.

Tras casarse había cosas que debían de modificarse. La primera de ellas, era la invasión de la intimidad. Pasaron de vivir solos o con familiares a convivir ellos dos. Hinata invadía un espacio que hasta ahora él había ocupado por sí solo. Y Hinata descubría que existían ciertas manías que había heredado Uzumaki a causa de su soledad.

Sin embargo, empezaron a tolerarse de cierta forma. Podía soportar que dejara la tapa del baño levantada. Que ella dejara pelos en la bañera después de bañarse en el desagüe. Que Naruto roncara y la despertara a mitad de la noche porque la estrujaba con tanta fuerza que a veces le cortaba la respiración. O que ella lo tirase de la cama porque estaba acostumbrada a moverse a su antojo.

Eran cambios que aceptaban a amoldar al otro. Rutinarios, dentro de lo que cabía.

Otras cosas también fueron cambiando con el paso del tiempo.

Naruto continuaba enfocado en su deseo de convertirse en Hokage, respaldado por sus amigos y antiguos profesores. Hinata adoraba esa determinación suya, pero el tiempo que poseía su marido hacia ella había menguado. Lo comprendía, no quería ser egoísta y aceptaba esa carga que debía de llevar a su lado.

Eso conllevó a menguar citas, reuniones nocturnas, a que Naruto ocupara más un sofá que su cama y a veces, era frustrante como mujer. No quería pedir nada y sin embargo, su cuerpo sufría.

Naruto siempre se disculpaba y la miraba con cansancio. Las ojeras en sus ojos y la sonrisa tirante. Ella no decía más. No pedía más.

No era como antes. No importaba lo dura que hubiera sido la misión de cualquiera de los dos. No importaba si hubo demasiado papeleo. Cuando regresaban se amaban, se abrazaban, se acurrucaban en el sofá o en la cama.

Uno se dormía antes que el otro, no importaba.

Ahora ya no.

Sabía que él la amaba, por supuesto.

Porque Naruto lo hacía. Y le frustraba no tener más tiempo para poder estar con ella. Cada vez que el tiempo pasaba las cosas eran más duras y agotaba un horario que apenas le permitía dormir. Si ya era así, no quería imaginarse cuando fuera Hokage. Si mal no recordaba, la vieja Tsunade no salía casi nunca.

Sin embargo, se esforzó por cambiar eso. Porque las cosas que no era como antes implicaban eso. Un cambio.

Aprendieron que cambiar ciertas cosas también implicaba a su vida marital. De hacer el amor como dos locos adolescentes aprendieron a amarse despacio, sin prisa. Aunque debían de reconocer que la falta de sexo era algo que se mantenía. Especialmente, con la llegada de sus hijos y su consagración como Hokage.

"Amaré a vuestro padre ahora, antes y siempre".

"Hinata fue la mujer que me llevó a la luna y eso, jamás va a cambiar".

Puede que nada fuera como antes. Que las cosas cambiaran.

Pero había algo que no cambiaría por más que el tiempo pasara.

Y era cuanto se amaban.

¡Nos leemos en el último!

De nuestros días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora