Conversación pendiente

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Después de volver de Roma y acordar con el padre Kinley que le ayudaría a devolver a Lucifer al infierno, Chloe no estaba del todo segura de poder hacerlo. Si bien había creído todo lo que el cura le había contado y parecía que lo conocía muy bien, algo en su interior le decía que no era así. Volver a ver a Lucifer cara a cara, después de descubrir su verdadera identidad, hizo que algo se removiera dentro de ella. Un sentimiento que parecía aparcado desde que decidió coger a su hija y volar hacía Roma. A fin de cuentas, era su compañero y habían pasado por muchas cosas juntos durante estos años. Lo conocía muy bien y hubiera puesto la mano en el fuego por él sin dudar un segundo, de no haber descubierto que era el verdadero diablo. Eso había cambiado por completo sus planes, sobre todo después de aquella noche cuando se besaron por última vez antes de la muerte de Charlotte.

Por otro lado, Lucifer se sintió aliviado de volver a verla. Pensaba que ella se había ido para siempre después de haber conocido su oscuro secreto y ahora ansiaba poder volver a retomar su relación por donde la habían dejado. Se sentía liberado al no tener que ocultarle por más tiempo su verdadera identidad, aunque él nunca lo había negado. Pero se sentía intranquilo porque la notaba distante, quizás asustada todavía por la circunstancia y al parecer ella solo quería centrarse en el trabajo.

-Detective ¿podemos hablar? – preguntó Lucifer.

-Ahora no Lucifer, tenemos que centrarnos en el caso – contestó ella sin preocuparse demasiado.

-Lo entiendo, pero necesito preguntarte algo – insistió él.

-Por favor, luego. No tengo tiempo ahora – concluyó ella mientras se alejaba.

De acuerdo con el procedimiento de los anteriores casos, recogieron pruebas, interrogaron a los sospechosos y dieron con el asesino, pero esta vez Lucifer le mostró a la detective sus habilidades como ser celestial, algo que a ella pareció incomodarle. Quizás sus palabras no lo decían, pero sus gestos lo expresaban sin contención y eso Lucifer lo notó. Llevaron al asesino a comisaría y Lucifer esperó a la detective para retomar la pregunta que no le había podido hacer antes, pero ella consiguió escabullirse y marcharse sin hablar con él. No se sentía preparada.

Lucifer decidió darle espacio y se marchó al Lux. Al día siguiente no fue a trabajar. Pensó que sería mejor para ambos mantener distancia hasta que ella estuviera preparada. Mientras tanto Chloe se extrañó que él no se presentara en comisaría como siempre, pero no le dio muchas vueltas, ya que por una parte se sentía más tranquila de esta manera.

Se centró en el trabajo y dio lo mejor de sí misma para resolver el caso sin la ayuda de su fiel compañero. Le vino bien todo un día sin él, pero al acabar la jornada se sintió intranquila. Sentía que tenía que enfrentarlo, sobre todo para poner en marcha el plan del padre Kinley, aunque no era algo que le apeteciera mucho hacer. Así que puso rumbo al Lux para hablar con Lucifer.

Entró en el local directa hacía el ascensor, pero antes de tocar al botón se detuvo un momento para tomar aire. Estaba nerviosa y no quería que él lo notara. Cuando fue a presionar el botón, unas notas salieron del piano. Ella se acercó a la barandilla y comprobó que era Lucifer quien se encontraba sentado frente al piano, bebiendo un vaso de whisky.

-Lucifer – dijo ella mientras se dirigía a las escaleras para bajar al piso de abajo.

Lucifer giró su cabeza asombrado y dejó el vaso que tenía en la mano encima del piano.

-Detective, no te esperaba.

-He venido nada más acabar el caso – contestó mientras se sentaba a su lado en la pequeña butaca del piano - ¿por qué no has venido hoy a trabajar?

Lucifer bajó la mirada e hizo una pausa durante unos segundos antes de responder.

-Bueno, pensé que nos vendría bien un descanso. Sobre todo a ti. Tienes mucho que procesar y está claro que no estás cómoda con mi nueva identidad.

-Estoy bien Lucifer – contestó Chloe poco convencida.

-Está claro que no y lo entiendo, de verdad. No te juzgo si no me aceptas, si no aceptas quien realmente soy, ya que yo no lo he hecho durante estos miles de años.

Chloe se quedó callada. No sabía que responder a eso.

-¿Puedo hacerte ahora la pregunta que quería hacerte el otro día? – preguntó Lucifer al ver que Chloe no decía nada.

-Si – contestó ella algo preocupada por lo que pudiera ser.

-¿Me tienes miedo?

Chloe se quedó unos instantes mirándolo a los ojos, callada, procesando la pregunta.

-Dime detective. Digas lo que digas lo aceptaré – alegó Lucifer con cierto dolor en sus palabras.

-No lo sé – respondió ella con la voz temblorosa – ya no se qué creer o que pensar. La historia te retrata como un monstruo sin corazón, el culpable de muchas desgracias, pero yo no te veo así. Puede que no me guste alguno de tus procedimientos, pero no me pareces el diablo que todos dicen que eres.

-Porque no es así. Ellos han descrito lo que creen que soy o quizás, lo que debería ser. Pero no lo soy o por lo menos, eso espero. Solo dame tiempo para demostrarte que todo eso es mentira. Además me conoces, hemos trabajado juntos varios años.

-Lo sé, pero ha sido muy duro para mi enterarme que eres el auténtico diablo. Todavía tengo que asimilarlo.

-Y te daré todo el tiempo que necesites. Quiero que volvamos a estar bien detective.

Chloe asintió con la cabeza y Lucifer lanzó una pequeña sonrisa. Quizás poco a poco las cosas podrían volver a ser como antes.

El regreso DeckerstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora