Salvar a Chloe

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Maze, Lucifer y Amenadiel peinaron las zonas con más posibilidades, sin resultado alguno. Con cada minuto que pasaba Lucifer se desesperaba más. Sabía que tenía que darse prisa, pues el asesino no tardaba en matar a sus víctimas. Volvió a comisaría con la esperanza de que Ella tuviese ya respuestas, pero la investigación iba lenta. En el escritorio de la detective vislumbró su teléfono móvil. Lo cogió con nostalgia y mientras lo ojeaba con cuidado, se percató de que había un mensaje sin leer.

"Voy a por ti Chloe Decker"

Era de un número desconocido. De inmediato se lo contó a Ella y esta lo mandó al equipo informático. Tres cuartos de hora después consiguieron dar con la localización desde donde se había mandado el mensaje. Tres patrullas, Dan y Lucifer se dirigieron al lugar. Lucifer llegó primero. Era una casa pequeña a las afueras de la ciudad. Bajó del coche sin hacer mucho ruido y se dirigió a una de las ventanas. Miró a través de ella, pero no vio a nadie, así que se dirigió a la puerta y probó a abrirla. Estaba cerrada. Sin dudarlo, le pegó una fuerte patada y la abrió, haciendo saltar algunos trozos de madera. Entró sin perder tiempo y empezó a mirar por todas las estancias. No había rastro de Chloe ni del asesino. Iba a darse por vencido cuando se percató de una alfombra que había en mitad de un pasillo que daba a una ventana. Retiró la alfombra con el pie y descubrió una trampilla cerrada con candado. Utilizó su fuerza sobrenatural para arrancar el candado, encendió la linterna de su móvil y bajó las escaleras. Era un sótano polvoriento y oscuro, con algunos trastos por en medio. Miró debidamente por toda la habitación y al fondo, sobre un colchón encontró a Chloe inconsciente.

-¡Detective! - gritó Lucifer acercándose sin perder tiempo.

Tenía una herida en la cabeza y su pulso era débil. Lucifer la agarró en brazos y la sacó del sótano. Mientras salía por la puerta, Dan y las patrullas llegaron.

-¿Está bien? - preguntó Dan preocupado.

-No lo sé, voy a llevarla al hospital – contestó Lucifer introduciéndola en el coche.

Nada más llegar al hospital los médicos se la llevaron de urgencia para realizarle una exploración y hacerle pruebas mientras Lucifer esperaba fuera. Dan y Ella llegaron enseguida para esperar con él. Dos horas después, los médicos les comentaron que presentaba una hemorragia cerebral y tenía que ser operada de urgencia. La operación duró unas cuantas horas y después la trasladaron a una unidad de cuidados intensivos para ver la evolución que tenía.

Lucifer rogó que lo dejaran entrar a verla y gracias a la ayuda de Dan le concedieron un par de minutos. Chloe se encontraba en la cama, intubada y rodeada de cables. Lucifer se acercó y con ojos llorosos le cogió la mano.

-Lo siento mucho – dijo susurrando – debí estar a tu lado.

Se sentía tan mal por verla así. Tan frágil y vulnerable. Sentía miedo de que ella no se recuperase, pues aún corría el riesgo de morir.

-No quiero perderte Chloe.

Un médico irrumpió en la sala para avisar de que la visita tenía que terminar. Chloe tenía que descansar, por lo que Lucifer se marchó junto con Dan y Ella a casa.

Se pasó toda la noche dando vueltas, sin parar de pensar y por un momento recordó que el asesino seguía suelto. Aunque era de noche, decidió volver a la casa. La policía ya había puesto patas arriba el lugar y había encontrado un par de pruebas, pero Lucifer sintió que tenía que hacer algo más para ayudar. Se dirigió a la entrada, encendió la linterna del móvil y entró con cuidado esquivando el cordón policial que había colocado en la puerta. Empezó a mirar minuciosamente todos los rincones evitando tocar cualquier superficie. Después de una hora y media decidió abandonar la búsqueda y cuando se disponía a salir escuchó un ruido. Alguien parecía acercarse. Apagó la linterna y se colocó al lado de la puerta, entre las sombras. Una luz blanca alumbró la sala desde fuera. La persona que había al otro lado cortó el cordón policial y entró a la vivienda. Lucifer, que se encontraba detrás del individuo, le agarró del brazo con violencia y lo tumbó en el suelo. El desconocido profirió un grito de dolor.

-Hijo de puta, pagarás por lo que le has hecho – increpó Lucifer reteniéndolo en el suelo.

El desconocido dejó de quejarse y se echó a reír, como si las palabras de Lucifer le hicieran gracia.

-¿De qué narices te estás riendo? - preguntó Lucifer enfurecido.

-De ti – declaró el asesino con tono burlesco.

Lucifer montó en cólera y lo agarró de la chaqueta. Sus ojos marrón oscuro comenzaron a tornarse rojos. Su nueva figura hizo que el asesino se estremeciera mientras veía aparecer su rostro demoníaco.

-Vas a desear no haber dicho eso – sentenció Lucifer regocijándose.

Tras unas cuantas horas de tortura, Lucifer llevó al asesino a comisaría. Mientras lo detenían gritaba angustiado "es el diablo, es el diablo" pero nadie le hizo caso. Lucifer tuvo que declarar ante el jefe cómo había atrapado al asesino y aunque se había saltado las normas yendo a la escena del crimen, lo indultaron. Ahora podía respirar tranquilo y centrarse únicamente en Chloe.

Lucifer se dedicó a ir a verla todos los días. Le daba igual no poder entrar, con estar en la puerta por si pasaba algo le parecía suficiente. Poco a poco parecía que Chloe iba avanzando favorablemente. Dos semanas y media después salió de cuidados intensivos para entrar en planta. El cambio iba a ser corto, pues pensaban darle el alta en unos días si todo iba correctamente.  Esta vez cuando Lucifer fue a visitarla la encontró despierta.

-Mira quién ha vuelto - dijo él con una gran sonrisa nada más atravesar la puerta.

Chloe lo miró sonriente. Parecía que todo iba a volver a la normalidad.

El regreso DeckerstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora