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— ¿Cómo se supone que se lidia con esto? — el gesto de Sakumo es increíblemente gracioso cuando se tuerce y la risa de Dai es inevitable, tan alta que contagia a Gai e incluso hace que Kakashi muestre sus diminutos dientes frontales en una risa.

— ¡Se pone mucho peor! — Dai hace un ademán hacia arriba, provocando un gemido de Sakumo cuando retrocede para tomar aire.

— ¡No es posible que un bebé huela tan mal! — balbucea, sacudiendo la cabeza y arrastrando su largo cabello blanco cuando se inclina — Es lo peor que he olido.

Dai ríe otra vez.

Había pasado un tiempo desde la última vez y Kakashi estaba por alcanzar los cuatro meses. Los sólidos eran parte de su dieta ahora y estaba realmente feliz con la alimentación del niño, cada día más grande y más esponjoso al punto que se veía increíblemente afelpado en su mameluco de perrito.

Y obviamente, era Sakumo el que cambiaba el primer pañal de alimentos verdaderos incluso cuando Dai había hecho mucho del trabajo aquí para él.

— ¿No podría vivir solo de leche? — la risa baja de Sakumo es agradable, juguetona más que otra cosa. Le cuesta un momento más colocar el pañal nuevo antes de envolver la basura en una bolsa y sacarla fuera de la habitación.

— ¡Kakashi es un bebé grande ahora, pronto comerá mucho más sólidos, aún más cuando le crezcan los dientes!

Los cuatro dientes brillantes y pequeños de Gai se asoman cuando se ríe para secundar a su padre, balbuceando algunas palabras suaves para los dos. Gai parece feliz de oírlos hablar, y Dai sabe que pronto vendrán sus primeras palabras, por lo que espera poder tener conversaciones más largas con Sakumo antes de que regrese al servicio activo.

Lo que sería en poco tiempo.

Esperaba que Gai dijera algo antes de que tuvieran que separarse, solo por el deseo de que Sakumo lo escuchara también antes de que todo terminara.

— Uh, espero que pronto aprenda a ir al baño... eh, ¿por qué me dejas esto a mí? — murmura lo último para Kakashi, haciéndole cosquillas en sus pies diminutos y rojizos, propios de los bebés tan pequeños — Deberías tratar de hacerlo más fácil para papá, ¿eh?

Kakashi se ríe ante las palabras, extendiendo sus pies cuando suelta un suspiro suave y trata de atrapar el cabello de Sakumo (lo que era mala idea, la última vez Sakumo había terminado llorando cuando se le enredó entre los dedos y Dai tuvo que cortar un pedazo).

— No quiero pensar en cómo lo haces con Gai, considerando todo lo que come — Sakumo mira sobre su hombro, dándole una sonrisa amigable a Gai que el niño corresponde emocionado, saltando un poco en el suelo como si quisiera que lo levante en brazos, algo que lo hace emocionarse y al mismo tiempo sentir una alarma de dolor cuando piensa en lo mucho que Gai extrañará a Sakumo.

— Es fácil, te acostumbras a todo, ¡cada cosa es un aprendizaje!

Es un sentimiento verdadero, pero Dai cree que se trata más de vínculos y confianza. La plenitud y cuidado de un padre a un hijo. O de una persona valiosa a otra. Lo hace apreciar en la pequeña sonrisa que le da Sakumo cuando levanta la mirada hacia él.

— Para ti, incluso limpiar popo es bueno.

Su tono es bromista y ligero, pero al mismo tiempo tan cuidado que hace que el corazón de Dai salte como últimamente hacía con cada detalle de su compañero shinobi. Cada cosa que Sakumo hacía era atenta, sublime, educada, medida. La admiración por él ha crecido mucho más de lo que tenía cuando lo creyó un asesino despiadado.

Un buen corazón siempre era más digno de admirar que cualquier título.

— Lo es si sabes hacerlo correctamente. Si puedes aprender de ello, incluso nadar entre pirañas es una fortuna — levanta el pulgar, recibiendo una negativa ligera de Sakumo antes de que ambos puedan sentarse en el sillón y Kakashi se agite en los brazos de su padre, mirando con curiosidad la sonaja que Gai golpea en el piso.

Como (no) fracasar siendo padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora