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" Sos mi persona favorita. Mi todo. Quiero tener recuerdos con vos para que así, en unos años, mirar hacia atrás y sentirme seguro de que no me perdí de nada, porque todo lo que quiero sos vos. "
Una pequeña lágrima cayó por mi mejilla. Era algo cortito, pero para nosotros tenía mucho significado.
Me encantaba que supere sus miedos, que se anime a escribir, y que encima lo haga para mí.
Sus poemas, sus cartitas, sus canciones, eran el mejor que alguien me había dado. Estaban llenos de sentimientos, de recuerdos, de pensamientos.
Y para mí no hay cosa más importante que aquellas.
Cada día, me despertaba con una hoja de papel al lado de una taza de café caliente. Él se iba a estudiar pero me dejaba pequeños poemas para que, de alguna manera, amanezca junto a él.
Había comenzado a hacerlo al año de conocernos, cuando un día llegó de la facultad y me encontró hecho bolita en el sillón. Llorando porque me sentía muy solo, porque lo extrañaba y no lo quería lejos mío.
Él no iba a abandonar sus estudios, pero tampoco quería que me sienta mal. Así que después de que estuvo pensando, decidió poner su idea en práctica al día siguiente.
