Capitulo 34 <>>>>>

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Narra Mangel

El hecho de que me hubiera escogido a mi antes que a su familia y sus amigos era importante y significaba mucho... Hace tiempo que no me daba el privilegio de confiar en nadie y estaba seguro que podía confiar en mi Rubius... Sabía que su vida a mi lado no seria fácil...

Esa noche que me pregunto en que estaba metido y no supe responderle... El que se quedara conmigo o a mi lado no implicaría que lo metiera en la mierda de mi alrededor, es mas, trataría que eso no fuera así... Le protegería como a mi pequeña... Oh mas aun.

Abrí los ojos de una manera natural y tranquila, hace mucho tiempo que no dormía hací y podía levantarme a una hora considerablemente tarde. Mire a mi lado y ahi estaba ese no tan pequeño ángel (Considerando que si no hubiera crecido mágicamente el seria mas alto) Que dormía placidamente... Su expresión era de tranquilidad, tenia una sonrisa y una expresión sumamente infantil. Me hacerque a él y deposite un pequeño beso en sus labios, seguidamente salí de la cama, tenia mucho trabajo que hacer y aunque quisiera quedarme todo el día con él tenia que enviar los reportes a mi "jefe" o mas bien él hombre psicópata que se hacia llamar mi padre...

Me di una ducha bastante rapida y me puse un traje bastante formal en mi opinión, le dedique la ultima mirada y salí de la habitación...

Me acerque a mi escrito y realmente tenia mucho trabajo, comencé a completar algunos informes y solicitudes, al cabo de un rato escuche que alguien tocaba la puerta, mire el reloj, ella había llegado puntual como siempre...

- Pasa pequeña! – Trato de abrir la puerta pero esta estaba con seguro, había olvidado que la había dejado así la noche anterior. Me levante de mi escritorio y fui a abrirle...

Al abrir la puerta me encontré con esa pequeña niña que se había convertido en mi adoración y la razón de muchas cosas, tenia unas pequeñas lágrimas que amenazaban con salir de sus grandes y hermosos ojos, me agache y la tome en brazos, ella sin decir nada hundió su cabecita en mi cuello.

- Pasa algo pequeña? Alguien te hizo algo? Porque lloras? – Me preocupo mucho, ella no era caprichosa ni mucho menos, era una niña muy buena

- Hermanito, ayer tuve una pesadilla... Vine a buscarte y toque la puerta mucho rato y no abriste... Hemanito? Ya no me quieres...? – se aparto un poco y me miro, hizo que mi corazón se encogiera

- Estas mal? Yo nunca dejaré de quererte mi pequeña, me entiendes? Te prometí que siempre estaríamos juntos no? Yo cumpliré mi promesa! – Ella sonrió y volvió a abrazarme... Las ojeras alrededor de sus ojitos eran considerablemente grandes y estaba bastante pálida, seguramente no había dormido en toda la noche

Sin bajarla la lleve en brazos hacia mi escritorio, me senté y seguí trabajando mientras ella seguí aferrada a mi cuello, no era la primera vez que lo hacia hací que ya estaba acostumbrado... Al cabo de un rato ella de había quedado dormida...

- Man...Mangel? – Escuche una suave voz, deje de mirar mi portátil y dirigí la mirada hacia él. Se veía completamente adorable, Sonreí..  Quería que lo que me quedaba de vida tuviera el privilegio de verlo despertar... – Q-que haces? Y... Esa niña?

- Ella? Ella es mi pequeña, regresa a la cama... Seguramente aun estas cansado.

- No quiero! Mandón! – Ambos reímos levemente, sabia desde hace mucho que no le gustaba recibir ordenes – Ella es tu... Hija? – Agarre a la niña, me levante de mi asiento y la recoste sobre el, me acerque a rubius y lo tome entre mis brazos – No creas que..  – Uní nuestro labios en un cálido y cariñoso beso... Él me correspondió al instante, al cabo de unos segundo se separo – No trates de desviar mi pregunta! Ella es tu hija? Quien es la... Madre?

Nadie Elige De Quien Se Enamora (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora