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Nota: AU Mitología griega


❝Esᴘᴇʀé ᴛᴏᴅᴀ ᴍɪ ᴠɪᴅᴀ ᴘᴀʀᴀ ᴇɴᴄᴏɴᴛʀᴀʀ ᴀ ᴀʟɢᴜɪᴇɴ ᴄᴏᴍᴏ ᴛú.❞

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---¡¿Me estás prestando atención?! ---preguntó irritada la mayor a su hija quien se miraba los zapatos en su asiento mientras ella hablaba al aire sin recibir una respuesta de su parte.

La más joven se distraía con facilidad cuando su madre comenzaba a tocar estos temas sobre con quién debía comprometerse mencionando que tenía que ser un dios digno de toda su belleza pero cuando alguien se mostraba interesado Deméter se encargaba de encontrar hasta el más mínimo defecto para no entregarle a su hija.
Siempre era lo mismo, la muchacha soñaba con encontrar el amor algún día pero ningún pretendiente podía convencer a su progenitora en su totalidad lo que frustrada, la llevó un día a tomar una arriesgada decisión y es que no existía nadie digno de su hija ni que la mereciera al menos un poco por lo que la opción más fácil fue esconderla de cierta manera junto a ella. Asi se encargaría de que nadie la lastimaría, pasaría la eternidad de sus días junto a la única persona que la amaba de manera pura y verdadera evitándole cualquier daño, su madre.

---Si, te escucho. ---respondió posando su mirada hacia su madre aunque en realidad apenas escuchó las últimas palabras.

La mayor junto a ella se limitó a dedicarle una mirada de reproche, sabía como terminaría si seguía molestando a la joven y lo último que quería era tener otra discusión como frecuentaban ahora que pasaban un momento de madre e hija y más donde se requería de su buen humor o no aprendería su único y fundamental deber como diosa de la primavera.
Deméter se encargaba de transmitir a su pequeña cada conocimiento que tenía en plantas y todo asunto relacionado a la naturaleza para que asi, ambas llenasen la tierra del color y vida que daban las flores durante todo el año y sorprender a los mortales con sus únicas creaciones.

Luego de acabar con las cosas que debían la adulta acababa con una sincera sonrisa en el rostro orgullosa de como su hija cada vez más aprendía facilmente algo nuevo y perfeccionaba lo que ya sabía.
La muchacha algo cansada habían veces en las que no podía acostumbrarse aún al ritmo de trabajo de su madre y su contraria al ver esto prefería mandarla a descansar a que siguiera, era su pequeña y frágil flor.

Un par de ninfas acompañaron a la fémina hacia uno de los muchos jardines del Olimpo en donde vivía para hacerle compañía pero mas bien para vigilarla, como su madre les había indicado.
Conversaban con la muchacha de cosas superficiales distrayendola cuando se encontraba decaída y cosas por el estilo.

La chica aprovechaba algunas veces también para contarles llena de alegría las cosas que conseguía hacer junto a su madre, hablaba muy seguido de todo tipo de flores de las que aprendía siendo estas sus favoritas por sobre toda la naturaleza dejándola maravillada con sus colores y formas y más aún al enterarse de que todas y cada una de ellas poseían un significado distinto.
Cada día luego de ayudar a su madre en el trabajo la acompañaban a donde quiera que fuese.



Lo que era una realidad y el día a día de la joven mujer era un anhelo para otros, lo que a veces le encantaba pero otras le aburría por la monótona rutina era observado como una maravilla desde un profundo abismo, lo que veía tan normal era algo indescriptible a los ojos del rey del inframundo quien desde sus dominios apenas y lograba apreciar el ambiente del Olimpo que le llegaba a desagradar en ocasiones de lo felices que podían ser mientras él se hundía solo en su oscuridad, hasta cierto día donde luego de varios años un sonido imposible de explicar comenzó a hacer de sus días algo más interesantes.

"Cigarettes After Sex"【Stanley Snyder x Lectora】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora