memory 4

186 22 2
                                    

Los extrañamos a todos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los extrañamos a todos.

—¡Hana-chan! — lloriqueó el rubio mientras la albina lo recibía con los brazos abiertos —¡El, el demonio! ¡Fue horrible! ¡No quiero ir nunca más solo a una misión! — aprovecho la oportunidad y también abrazo a la chica apoyando su cabeza en el pec...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Hana-chan! — lloriqueó el rubio mientras la albina lo recibía con los brazos abiertos —¡El, el demonio! ¡Fue horrible! ¡No quiero ir nunca más solo a una misión! — aprovecho la oportunidad y también abrazo a la chica apoyando su cabeza en el pecho de esta.

—Ven, vamos a curarte. — separo lentamente al chico de su cuerpo y tomó su mano para llevarlo a la enfermería. Él asistía felizmente siguiéndola.

—Hana-chan. — la llamo ya sentado en la camilla —Vi esta flor en el camino de vuelta y lo primero que pensé fue en ti, porque es bonita, y, se parecen mucho. — con cuidado la sacó del bolsillo de su uniforme y la colocó al lado del rostro de la albina, comparándolas. Ella soltó una risita por su tierna actitud. —No, me equivoco, tu eres muuucho más bonita. — sonrió e inmediatamente se sonrojó por lo que había dicho.

—Gracias Zenitsu. — tomó la mano del chico para poner la flor detrás de su oreja.

—Sus colores combinan con tus ojos. — susurro observándola.

—¿Mh?

—N-nada.

—Bien, déjame ver tus heridas. — tomó algunos algodones —Puedes seguir entrenando si quieres, son heridas muy leves.

—¿Me, me quisieras acompañar?

—¿A entrenar? — soltó una risita.

—No, a caminar, juntos, por el jardín.

—Con gusto. — sonrió terminando de limpiar los raspones del chico.

—¡Vamos entonces! — tomó la mano de la chica para llevarla al jardín pero cuando se dio cuenta de su acción miró sus manos juntas con pena e intento soltarse, pero no pudo, porque ella agarró la suya con más fuerza y comenzó a caminar.

—¡Zenitsu, mira!— el rubio se asustó por el grito repentino de la chica —Esta flor se parece a ti, cómo está a mi. — apuntó la flor que todavía estaba detrás de su oreja.

RECUERDOS   |   Zenitsu AgatsumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora