»Nueve

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La intensidad de su voz sacude algo en mi interior dejando que un pequeño escalofrío atraviese mi cuerpo.

¿Deseo llamarlo papi?

Su mirada oscurecida permanece fija en mí pero me mantengo quieta. Sé que su propuesta ha tentado a mi curiosidad y me está seduciendo a descubrir todas estas experiencias que desconozco, y aunque suene descabellado, me gustan. Me gusta sentir como mi cuerpo reacciona cuando me él besa y me gusta que sea Harry quien lo provoque ¿Deseo saber que esconden sus palabras? Sí y lo deseo demasiado.

Entreabro mis labios para hablar pero el roce de sus dedos en mi mandíbula me frena y mi corazón bombea con fuerza al acariciarme el rostro con suavidad.

— Eres tan hermosa — Su voz suena ronca y áspera — Demasiada inocencia que me da temor destruirla, pero te deseo tanto, Lorelay. No tienes ni idea.

Su confesión me sobrecoge y no me da tiempo de reaccionar al tomarme del cuello, guiándome a su boca nuevamente. No es un beso delicado, es tan intenso que me desorienta y ahuyenta la poca cordura que quedaba aún en mi mente. Desaparece todas mis restricciones, mi pudor y solo me envuelvo en el placer. Un placer demasiado bueno para ser real.

Gimo ante la invasión de su lengua saborear mis labios y me sostengo de su camisa cuando una ráfaga caliente azota mi vientre. Trato de seguir sus movimientos con mi boca y la sensación de sus besos y sus manos por mi cuerpo son tan estimulantes que una pequeña humedad se acumula entre mis muslos.

— ¿Serás una buena chica y me llamarás papi?

Sus labios toman mi cuello entre besos y lamidas y suspiro encantada cerrando mis ojos.

— Sí...

— ¿Sí qué, bebé? — Jadeo al sentir sus dientes rozar mi piel.

— Sí, papi.

— Buena chica.

Con un rápido movimiento Harry retrocede mi asiento teniendo más acceso a la camioneta y mi cuerpo cae hacia atrás dejando que el borde de mi vestido suba hasta mis caderas. Su cuerpo cubre el mío y coloca una de sus piernas entre mis muslos haciendo que el simple roce sea una corriente eléctrica para mi.

— Oh, Dios — La presión de su pierna aumenta en mi zona caliente e involuntariamente muevo mis caderas y apoyo mis manos en sus hombros.

Esta sensación es como estar en el paraíso.

— Joder, bebé, puedo sentir lo mojada que estás — Sus palabras crudas me estimulan más y cierro mis ojos disfrutándolo — Tan receptiva ante mi ¿Te gusta? ¿Te gusta lo que papi te hace sentir?

Rayos. Sí. Me encanta.

Su pierna se mueve a un compás tan experimentado que me retuerzo de placer al sentir mi feminidad tan sensible y punzante. Una de sus manos traza un camino por mi cuello descendiendo hacia mi pecho y gimo cuando aprieta mi seno.

— Oh... Papi.

— Vamos linda, dile a papi lo que quieres.

Arqueo mi espalda buscando más contacto y trato de abrir mis labios para hablar pero solo salen gemidos.

— Por... favor...

Su manos masajea hábilmente mis pechos haciendo que secdispersen olas de calor por todo mi cuerpo. Las palpitación y punzadas entre mis muslos son tantas que lo necesito más cerca y lo empujo más hacia mí, pero él detiene sus movimientos de un momento a otro y el calor de su cuerpo se aleja.

— Espera... — ¿Qué? No puede dejarme así. Abro mis ojos desorientada y lo sostengo de su camisa cuando intenta salir del carro — No te dejaré, solo quédate aquí un momento.

Daddy's doll | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora