Pandemónium: Pride

2

—Así que... hoy es tu primer día en Lakeville—corte el incómodo silencio que se había formado.

Después de habernos presentado Jeff y yo caminábamos por el bosque sin rumbo alguno, esperábamos pronto poder encontrar algún grupo de rescate y unirnos a el. Lo único que se escuchaba era una que otra águila que pasaba y nuestros pasos que crujían bajo la nieve.

—Sí... es un pueblo muy tranquilo o eso le dijeron a mi familia

—Bueno, Lakeville siempre fue tranquilo... pero ahora no lo sé—suspire pesadamente

Jeff me miraba de reojo de vez en cuando y por alguna razón eso hacía que mis mejillas ardieran.

—La chica... ¿era amiga tuya?

—Sí—asentí con la cabeza y voltee a verlo finalmente después de un rato de haber evitado contacto—. Una de mis mejores amigas—aclare.

El corazón se me estrujaba al pensar que Sally podría estar siendo torturada, pasar frío o hambre. Ella era muy miedosa y frágil, podía imaginar lo mal que la estaba pasando.

—Lo lamento—sus ojos mostraban pena auténtica—. No sé qué es perder un amigo, pero imagino que debe ser doloroso.

Lo miré durante unos segundos y después volví a mirar el camino. Tenía una mirada pesada, que era difícil de sostener.

—Debe ser bueno ¿no? No saber que es ese dolor.

—No lo sé—se encogió de hombros—. Mi familia se muda constantemente, no sé que es tener un amigo y menos perderlo.

Sus palabras me cayeron como un balde de agua fría.

Que tonta había sido, no me había puesto a pensar en ello, en que Jeff podía no tener amigos. Me sentí muy avergonzada por haber hablado antes de pensar.

—Yo... lo siento... no pensé que...

—No te preocupes—me sonrió dulcemente—. No lo sabias, no es culpa tuya.

Jeff parecía un chico rudo por fuera, pero con esa apariencia despreocupada y elegante a la vez. Pero sus palabras  demostraban que era todo lo contrario, que era alguien amable y muy sensible.

—Gracias—sonreí avergonzada—. Cuando regresemos al pueblo, tal vez pueda mostrártelo, darte un tour ya sabes, ahora ya tienes una amiga.

—Me encantaría—acortó la distancia entre los dos y me detuvo frente a él—. Creo que esto es tuyo—enredo en mi cuello, mi bufanda que aún llevaba en la mano, se me había pasado por completo ese detalle.

—¿Como lo sabes?—pregunte extrañada.

Tal vez tenía habilidades psíquicas y yo no sabía.

—No lo se... tal vez todo el atuendo rosa—ironizó y rió burlón.

Claro, eso debía ser. Me sentí como una tonta por no haberme dado cuenta de eso antes. Era la segunda ves que tenía a Jeff a esa distancia, no podía dejar de contemplarlo, podría pasarme horas solamente mirándolo y no me cansaría, no sería suficiente.

Evan me miraba fijamente como si intentara descifrar o hallar algo. Buscaba en lo más profundo de mis ojos.

—Quita tus manos del cuello de mi novia—la voz de Jona hizo que pegara un brinco.

—Jona... tranquilo, solo me estaba ayudando.

Jona se acercó a grandes zancadas hasta nosotros y me jaló del brazo para alejarme de Jeff. El rostro de Jeff se endureció y volvió a ser el mismo inexpresivo que cuando lo encontré.