I

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No había pasado mucho desde que Ayanokouji Kiyotaka, estudiante de primer año, había aceptado salir con su compañera de clase, Sakura Airi.

La pelirrosa era en verdad una persona de lo más tranquila y apacible. Su a veces excesiva timidez era su característica más resaltante, si hablamos del interior, ya que, aunque suene un poco extraño decirlo, lo que más resaltaba de ella era su envidiable figura y sus "proporciones".

Por supuesto que Kiyotaka dudó un poco en aceptar o no salir con ella. Pero aquella confesión le había tomado completamente por sorpresa, él realmente no esperaba que alguien tan tímida como lo era la pelirrosa, diera ese gran paso de manera tan repentina, y justamente cuando su estadía en la escuela estaba en peligro.

Por ello, y muchas circunstancias de poca importancia...

Ambos habían terminado saliendo juntos.

Gracias por lo de hoy... —dijo tímidamente la pelirrosa—

Yo también me divertí hoy. —respondió sin más—

El castaño realmente no se valió de una mentira para corresponderle el sentimiento. Él realmente había disfrutado mucho de la película que se acababa de estrenar hace poco. También disfrutó de la pequeña comida, ya que esta era muy oportuna luego de estar sentado por más de dos horas en la sala del cine.

Pero... la compañía era un poco... ¿Insuficiente?

Ehmm... ¿T-te m-molesta q-que t-te s-sostenga la m-mano? —tartamudeó nerviosa—

El poco carácter que mostraba la pelirrosa era algo que no le disgustaba al castaño. O al menos hasta ahora no lo hacía.

Los pocos segundos que Kiyotaka tardó en responder fueron rápidamente malinterpretados por la pelirrosa, quien se alarmó al no recibir respuesta de su saliente.

¡L-lo s-siento! N-no quise ir tan rápido... ehm... ¡Hasta l-luego! —se despidió completamente avergonzada—

Kiyotaka no pudo siquiera responder a su despedida, ella había salido rápidamente de su campo de visión dejando completamente solo al castaño. Esta acción por parte de la pelirrosa le dejó un mal sabor de boca. Él no le iba a negar una cosa tan insignificante como lo era el sostenerse de las manos.

Todo iba de mal a peor...

Bienvenido a casa. —le recibió una voz femenina, la cual guardaba cierta malicia en su forma de hablar—

Kiyotaka había pasado la mayoría del trayecto hacía su habitación pensando en la relación que tenía actualmente con Airi. La forma en la cual él se había imaginado en una relación con ella no tenía nada que ver con la realidad que estaba viviendo.

Airi seguía siendo la misma, ¿Pero quien podría culparla? No es que esta cambiara de la noche a la mañana por simplemente salir con la persona que le gusta... ¿Verdad? 

Pero ese no era el principal problema, lo que más le generaba molestia al castaño era su curiosidad por las relaciones amorosas, la cual no decrecía al salir con la pelirrosa, el quería algo más.

Pero este no era el momento de pensar en esas cosas...

Alguien le había dado la bienvenida a su propia habitación. Y para empeorar la situación, ese alguien era una persona muy conocida por el castaño.

Sí, se trataba de cierta pelinegra que había logrado fastidiar e incomodar en muchas ocasiones al castaño.

Horikita Suzune.

Amantes [AyanokoujiXHorikita]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora