Dos

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La mañana después de la fiesta fue la primer vez que YoonGi se había despertado con un gran problema en sus pantalones. Se sintió raro por decir lo menos, porque literalmente tenía una tienda de campaña en su pijama de algodón.

Se quitó la manta de algodón egipcio recientemente comprada de su cuerpo y luchó para desenredarse de los brazos de Jisoo. Ella estaba roncando ligeramente y YoonGi lo encontró molesto. Sabía a ciencia cierta que él nunca roncaba, y no estaba seguro de si quería aguantar los ronquidos de otra persona por el resto de su vida.

Se dirigió al baño (ni siquiera se imaginaba compartiendo un baño con alguien más) y se miró en el espejo, completamente atónito por la vista con la que se encontró. Tenía el cabello despeinado; su blusa de algodón estaba pegada a su barriga y su... Oh Dios. Literalmente podía ver su polla a través de sus pantalones; apretada contra el material, necesitando desesperadamente la liberación.

YoonGi suspiró, cerró la puerta antes de sentarse en el inodoro y cerrar los ojos, pensando en su abuela, su abuela en el baño, su abuela en el baño desnuda, su abuela en el baño desnuda sin su dentadura. Los pensamientos no solo hicieron que su erección se bajara, también le dieron ganas de vomitar.

Después de cepillarse los dientes y lavarse la cara, regresó a su habitación para encontrar a Jisoo despierta, apoyada en la cabecera de la cama, desplazándose por su teléfono.

—Buenos días amor. —Sus palabras salieron como si hubieran sido ensayadas mil veces.

—Buenos días —Ella respondió sonriendo y levantó la mejilla para que YoonGi la besara.

—¿Qué estás haciendo?

Ella le mostró la pantalla de su teléfono, que estaba abierta en la aplicación de Instagram. Se sentó a su lado y pasaron unos minutos revisando su teléfono, comentando sobre casi todos las fotos.

Jisoo se detuvo en una foto publicada por Hoseok. Era de él, Taehyung, Jin y Jungkook, claramente borrachos con vasos rojos en sus manos y sonrisas perezosas en sus rostros.

—Él es una de escoria. —Dijo Jisoo y YoonGi asintió, no podría estar más de acuerdo.

Dormir con otro hombre que no gasta más de diez dólares en una camisa, antes del matrimonio, era malo desde donde se lo mirara. Pensó que Hoseok tenía estándares, pero aparentemente se había equivocado todo el tiempo.

Jisoo se vistió en el baño con algunas de las cosas que había dejado en la casa de YoonGi (tenía un cajón especial en su vestidor) antes de que ambos bajaran las escaleras para desayunar. Sus padres no estaban allí, solo sus hermanos, que casi habían terminado de comer.

Pasaron el resto del día en casa, en la habitación de YoonGi, mirando sus películas y programas favoritos. —The Devil Wears Prada, Bride Wars y Project Runway—. Para la cena decidieron salir y comer en su restaurante favorito. No necesitaban hacer una reserva, su papá conocía al dueño personalmente y siempre podía hacer una excepción para YoonGi.

Así que a las ocho en punto los dejaron frente al restaurante con la promesa de ser recogidos dos horas más tarde. Ni siquiera tuvo que dar su nombre a la anfitriona; ella lo reconoció de inmediato y cortésmente asintió, antes de guiarlos a la mejor mesa del restaurante, la que tenía vista centro de la ciudad, que era hermosa una vez que oscurecía.

Pidieron lo de siempre; Él consiguió los ravioles de langosta y ella coliflor al horno con mantequilla. También se decidieron por el mejor vino blanco y el soufflé de menta inglés como postre.

Jisoo luego comenzó a hablar sobre el próximo invierno, mientras YoonGi fingía escuchar. Él en realidad estaba mirando por la ventana, y no pudo evitar dejar que sus pensamientos volvieran a la noche anterior, más específicamente al momento en que había visto a Jungkook follando a Jin contra la pared.

Bebé, el cielo está en tus ojos [KookGi] ||Adaptación||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora