Capítulo III

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Graham

Primero vinieron las olas de dolor cuando me encontraba en la conciencia, ahora solo estaba débil como Lucifer después de ser privado del cielo. Incluso estaba tan agotada que no podía escuchar nada con claridad y me encontraba pensando en lo poco que recordaba de mi vida humana, la mayoría eran borrones de sangre y placer, como si mi vida solo hubiese sido un indicador más de que estaba destinada a ser una vampira, ¿si no por cual motivo una joven tendría tanta sangre en su vida?

Sentí las manos de Camille por un momento en mi rostro, sus manos que habían recorrido mi cuerpo como si fuera la cosa más divina y sabía que estaba aterrorizada, porque solo ella podría llegar a extrañar a una horrible bestia. Sujetó con firmeza mi rostro y acercó nuestras frentes, sus labios rozando los míos pero no juntándolos en una caricia suave y fría.

-Está bien-Susurré y solo me escuchó porque nuestras cabezas estaban juntas, de otra manera mi consuelo hubiera pasado desapercibido. Nunca había intentado consolar a alguien, así que no sabía que decir y mi cabeza buscaba opciones pero siempre llegaba a la nada. Al final del día era solo un monstruo más que habitaba la noche, estaba aquí para matar, no para tranquilizar a una humana de cabellos negros y ojos turquesa.

-Te prohíbo morir, si me dejas prometo enseñarle a todos tu video cantando-Susurró mientras sus lágrimas comenzaban a caer sobre mi rostro, había conocido a Camille cuando me interesé por las drogas, y una famosa proveedora era ella, me vendió distintas drogas pues ninguna causaba ningún efecto en mí y al quedar cautivada conmigo, simplemente comenzamos a ser amigas que eventualmente comenzaron a tener placer juntas.

-Nunca te he visto llorar-Susurré y Camille comenzó a limpiarse las lágrimas que ahora recorrían su rostro como un lago de estrellas, estiré mi brazo y tomé su mano.

-No lo dije de mala manera.

-¿Te has visto? Pareces una momia.

-Imagino que mis ojos rojos no ayudan mucho a la imagen.

-Katerina, la del caso, me sacó de mi casa y me dijo que teníamos que venir aquí y después regresó contigo en brazos luciendo así, ¿ella fue quién te hizo esto?

-¿Le gritaste cuándo me viste?

-Tal vez solo le apunté con una pistola-Admitió y sonreí al imaginar la escena de la pequeña Camille enfrentado a Katerina, quien media al menos dos cabezas más que ella.

-Fue la mafia rusa-Susurré y en pocos instantes volví a la inconciencia con el recuerdo de Camille acariciando mi cabello escarlata.

Cuando desperté de nuevo Katerina estaba sentada delante de mí leyendo un libro y se hallaba usando una sudadera mía que seguramente había tomado del armario, su cabello estaba revuelto, como si acabará de despertar de una siesta.

-¿Por qué huele a orina?-Pregunté y Katerina levantó la vista de su libro, me saludó con una mano y tal vez era culpa del delirio que era mi cabeza ahora, pero no podía dejar de mirarla, mientras más la mirara, más quería perderme en ella. La poca sanidad que me quedaba estaba afectándome, o tal vez ya no tenía nada de cuerda.

-Te hice pipi encima.

-¿Es en serio?

-Claro que no, Alisa tapó el baño y dejo toda su mierda ahí.

-¿Dónde está Camille?

-¿Son novias o algo?

-¿Por qué? ¿Estás celosa?-Pregunté con sarcasmo y Katerina cerró su libro, posando sus ojos sobre mí, me preguntaba si me encontraba fascinante como yo a ella.

Where do broken hearts go?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora