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Miedo. Eso sentía, miedo. Miedo a que no volvieras de tus largos recorridos, claro que entiendo la atracción de querer viajar, porque a fin de cuentas ahí es donde nos conocimos; en el espacio, pero esta sensación está presente desde el día en el que te conocí, como si algo malo fuera a pasar, mi estómago se llenaba de mariposas advirtiendo algo que no puedo ver. Pensaba, hasta el día de hoy, que solo era ansiedad, cosas que no podía controlar, que estaban simplemente fuera de mi alcance. Pero en el preciso momento en el que me aleje de ti unos metros pasó, fue como un presagio, un deja vu.
La nave; debido a nuestro descuido, había impactado contra un pequeño pedazo de meteoro flotante, que, a su vez perforó aquella parte al otro lado de la sonda. Yo valientemente y de alguna manera inocente, salí a repararlo, mientras te quedabas monitoreando nuestro destino. Quién lo diría, que aquel día por fin vería la escena que tanto temía.
¿Cómo fue? El impacto debido a que te dejé solo manejando, yo viendo desde fuera todo, en cámara lenta; tu cara de terror mirando directo a mis ojos, mientras yo intentaba con fervor alcanzarte. Como si fuera tan fácil. Y lo intentamos, intentamos correr hacia el otro, pero correr no servía de nada en una situación como esta. Impactó justo en el lugar en el que te encontrabas, ¿y yo?, flotaba, solo eso. No quedaba más.
Solo yo.
Yo.
Entonces, me quité el casco. Y comprendí por qué sentía esas mariposas, esa fuerza inherente que no sabía si me decía que me alejara de ti o que nos convirtiéramos en uno solo. Te encontré flotando al lado mío en ese mar de colores incomprensibles que de alguna manera me hacían sentir calma.
Recordé aquella vez que te vi morir por primera vez frente a mis ojos y no pude hacer nada, me quedé igual de perplejo como lo hice ahora, y la vez pasada y la pasada a esa, ¿cuántas veces ya han sido? las he contado, sin querer, se que he repetido esta historia 2,365 veces, las recuerdo una por una.
Y volveremos a renacer otra vez, solo por el capricho de querer estar juntos, y aun si fueran millones de veces, volvería a renacer para poder tus azulados ojos y tus cabellos brillantes.
Estoy seguro de que las estrellas que nos miran desde el cielo estarán orgullosas de nosotros cada vez que nos re encontremos. “Dios, dime, ¿Cuándo podremos estar juntos sin que termine de esta manera nuestra historia? ¿O es que acaso no hemos tenido suficiente ya? Te imploro, ya no somos las mismas almas que separaste aquella vez en el cielo.”
Esas palabras las recito para mí mismo, porque he perdido mi fe. Nos acercábamos a nacer, de nuevo, en una vida en la que estamos destinados a estar juntos solo por unos momentos antes de que suceda una tragedia.
Había veces en las que solo yo era consiente de estar en este limbo, otras en las que ambos podíamos pasar unos momentos de tranquilidad dentro de este lugar. Esta vez fui solo yo, tu permanecías en un estado catártico en el que solo flotabas como una medusa en plena corriente marina. Te susurre como siempre cuanto te amaba. Sentí una paz que inundaba mis huesos, resignado a olvidar, me dejé guiar por esa fuerza que sentía en el ambiente, poco a poco podía ir percibiendo un olor bastante conocido, Wisterias. Esas flores deben de estar extintas a este punto de la historia humana, pero que por alguna extraña razón las olía siempre que te tenia cerca.
Como si se tratase de un presagio esta vez mi cuerpo no fue separado del tuyo, sentía que nuestras almas se estaban juntando. Comprendí que era así, porque comenzaste a llorar, lo podía sentir, sin embargo, en esta forma no podía verte a la cara, ya que solo éramos masas de recuerdos. Esto no había pasado antes, sentí de nuevo miedo y lloré contigo, poco a poco comenzaba a poder ver, pero también a olvidar de nuevo todo lo que hemos vivido juntos.
Nuestros llantos se sincronizaron, y también nuestros corazones, lo sentía claramente, veía una luz blanca, al poco tiempo unos brazos se asomaban, mientras seguía llorando pude entender la situación, pues escuchaba un llanto cerca de mí, y antes de olvidar por completo tome tu mano, una pequeña mano tuya.
Y de nuevo estamos juntos, con miedo, uno cerca del otro.
