OJOS

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—Abre los ojos.

Murmura Mahito con sus labios curvados hacia arriba, mientras el frío latente y la decadencia punzante se curten a golpes sobre las cicatrices inhóspitas de su propia piel. Una alada corriente estática serpentea por sus dedos cuando la pequeña navaja se desprende del vaho de la oscuridad, brillando autónoma con destellos plateados entre manos cicatrizadas.

—Ábrelos, Junpei, o tendré que hacerlo por ti.

Un trozo de metal helado le besa de pronto el párpado izquierdo a Yoshino Junpei.

Serotonina | JJK DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora