H I P Ó C R I T A

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Te extraño mucho Bernardo...

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El sonido de algo cayendo podía apreciarse en el salón, allí estaba el joven ordenando el desastre que tenía por hogar. Había prometido algo que le desembocaba bastantes dudas. Pero ya estaba dicho, no iba decir que no.

Despejaba una pila de ropa para ponerlo en un canasto, en ningún momento recordó que tuviera un papel puesto ahí. Cuando lo tomo y dio la vuelta suspiró. Era una foto, ni siquiera sabía que había ahí.

Era una foto del grupo, estaban en un lago, podía apreciar las amplias sonrisas de todos en ese momento, fue una maravillosa y pervertida idea de su ex, fue una de sus muchas escapadas. Necesita hacer alguna algún día, pero por ahora negó con la cabeza. Guardo la foto en un lugar mejor. A una estantería.

El comedor era fácil, su cocina era incluso más, pero había algo que le iba costar limpiar. El baño. Armado de lejía, unos guantes y un buen estropajo trato de desacerse de los restos resecos que había en el bater. Era para el chico algo desesperante que no saliera a la primera. Lo frotaba con rabia progresiva hasta dejarlo en nada.

Ya todo parecía limpio, nadie diría nada, eso dejaba tranquilo la mente del muchacho.

Movía la escoba de un lugar a otro, no podía evitar sonreír cada vez que pasaba sobre la fotografía, incluso casi estropeaba sobre si mismo por andar en su imaginación. Tras unas cuantas pasadas volvió a poseer el trozo de papel. Allí estaba detenido, empezó a reírse solo.

— Les quiero tanto...

Casi iba besar el objeto cuando escuchó un fuerte portazo. Eso hizo que guardará eso en su bolsillo. Esperaba que fuera su amiga, eso era lo más probable, pero el abrir la puerta y tener frente a sus ojos un enorme agujero de un caño, solo le hizo comentar con el ceño fruncido.

— ¿Qué haces aquí Pico? — Le
molestaba un poco tener la preciada pistola de su amigo en su cara. Igualmente no quitaba que tuviera cierta curiosidad, — No esperaba verte.

— Sólo pase a saludar, después de todo me debes algo, es muy aburrido no tenerte cerca. — Se autoinvito el chico de pelos naranja, allí se sentó en el sofá para luego mover el dedo corazón. — Ven aquí tonto, si pensaron que no me enteraría de sus planes, estás muy equivocado.

Esbozo una sonrisa coqueta el enano, fue acompañar a su amigo poniéndose justo al lado de este. Pico no tardó en chocar puños con él, empezaron a reír.

— Si no estuviera pegando tiros hubieras visto como tumbaba a ese niño pijo. — Puso su mano para hacerse algo la víctima fingida, Pico en su lugar rodaba los ojos, pero igualmente le gustaba eso del menor Papí, eso no se hace, está noche te queda sin pollo por listo.


— Lo siento Keith — Junto las manos en posición de rezo, igual este le perdonó, lo supo por cómo le tocaba la mejilla — Enano nada homo que te veo. ¿A qué ese cambio de humor?

El jovencito como respuesta tomó lo que guardaba, se le veía con bastante orgullo por ello. En sus adentros eso alentaba un poco a Pico. Vino realmente hablar de la pelea, pero no quería que se le borrará la sonrisa a su segundo amor. Pico tomó la foto para luego señalar cascada

Mi nombre esDonde viven las historias. Descúbrelo ahora