N A R C I S O [ 1 ]

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En lo más profundo del agua hay tres personas, siendo una tan fuerte que estrangula a una de ella, la otra trata de agarrarla como puede y la última le entra agua en los pulmones

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Era bastante tarde, pero confiaba la chica que estuviera allí la persona indicada, aun no se le borraba de la cabeza lo sucedido en la casa de su amigo, solo esperaba que el mercenario pudiera cuidar del chico a su ausencia. Los tacones pisaba en aquel centro educativo, los que paseaban reconocía a la joven, pero extrañaba que fuera tan sola. No le importaba ni lo más mínimo la gente, ella solo quería alguna respuesta valida.

De un lado a otro giraba la cabeza esperando ver donde se pudiera encontrar el chico más destacable de aquel centro. Lo más fácil fue preguntar a las chicas que recorrían por los pasillos, no funciono ante su sorpresa. La única vez que quería saber de alguien y ni siquiera tenia algo con que localizarlo, le desesperaba un poco, pero no iba a rendirse tan fácilmente. 

Tomo un respiro en el patio, luego de mirar 23 salas, dos gimnasio y apuntadillas del baño de los chicos, ni rastro había de este, como si le hubiera tragado la tierra. Tomo ejemplo del mercenario, trato de entretenerse un poco con cualquier cosa antes de proseguir con su búsqueda. Tomo de su bolso un pintauñas que llevaba, en cierto sentido el deslizar del pincel le ayudaba un poco. 

- ¿Dónde estará? - Movía ligeramente para después mirar al cielo, quizás esperando a que una fuerza mayor le ayudara, por una vez susurro al cielo esperando un milagro. 

- ¿También buscas a alguien? 

No esperaba otra voz, parecía que aquello le hubiera invocado de la misma nada, allí estaba el chico de sonrisa radiante y ojos del sueño. La joven sonreía al verlo, como si de un duende se tratara. La mujer se acerco cortes a estés, no por andar mal perdería los papeles. 

- Sí, es a ti a quién busco.

- Que casualidad, yo esperaba que tu amiguito, ¿Cómo que no esta contigo?

Ambas conversaciones se dijeron a la vez, los dos no entendían ahora que pasaba, como era posible algo así, ninguno esperaba la respuesta. Ambos se señalaron al unísono, ambos estaban que no sabia muy bien quien empezar, Sempai dejo que la joven empezara. 

- Como qué... ¿Le esperabas? - Giraba algo la cabeza para después mover la cabeza. El muchacho se ponía las manos a la barbilla, interesada en eso - ¿Quedaron acaso hoy? Estaba con nosotros y no dijo nada, vine aquí precisamente para preguntarte algo. - Se quedo parado un momento parado el adolescente, salió de su boca un largo "oh" para mover los dedos. La chica alta no tardo en mirarle con algo de preocupación a eso, se acerco a este tomando de las manos - Por favor Sempai... Es de él de quien vengo hablar, quizás a ti te dijo algo. 

El mayor al escuchar esto tuvo que apartar la mano, le miraba con semblante triste aunque serio. Era una sensación angustiante eso, la amante del rojo dejo con ese acto de que efectivamente nunca fue una batalla de rap lo último que cantaron.  Eran amenazas disfrazadas con buena música.

- No quiero hablar de ese asunto, no me interesa... - El muchacho estaba por dar media vuelta y apresurara, igualmente la chica alta se lo impedía, le agarraba con fuerza el hombro. Al final Sempai dejo su dulzura para tener una aptitud mas desafiante, mas arrogante, mas fiera. 

- Esto no es un juego tonto entre ustedes dos y lo sabes, no quiero pensar que tu tiene algo que ver con que se le vea las costillas a mi amigo, pero eso no es lo peor...Tiene una raja justo en el abdomen. - El joven se reía nervioso, parecía más consternado que la chica.

Mi nombre esDonde viven las historias. Descúbrelo ahora