CAPÍTULO 2

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Cuando llegamos a la estación de Hogsmeade cogimos todas nuestras pertenencias y bajamos del expreso. Los de primer años fuimos juntos cruzando un lago hasta llegar al castillo, donde nos paramos a las puertas y ahí estaba yo, nerviosa pero sin mostrar el mínimo gesto que lo señalase. Apareció una bruja en la entrada y nos recibió a todos con una elegante sonrisa.

-Bienvenidos a Hogwarts. Soy la profesora Mcgonagall. Antes de poder entrar a reuniros con vuestros demás compañeros debéis esperar aquí. Cuando paséis al Gran Comedor allí realizaréis la prueba del Sombrero Seleccionador.

Esperamos durante un rato y la gente no paraba de susurrar cosas, incluso me sentí observada por un momento, pero no encontré a nadie.

Cuando por fin volvió la profesora Mcgonagall, las puertas del Gran Comedor se expandieron y nos recibieron todos con aplausos, sentados cada grupo en distintas mesas. Draco estaba a mi lado y haciendo lo mismo que él y que todos los demás, miré a los lados. Al fondo del salón, se encontraba la mesa de los maestros y de inmediato reconocí al que estaba en el centro.

-Él es Albus Dumbledore -dijo un niño a mis espaldas. -Es el director de Hogwarts.

Nos paramos en frente de la mesa.

-Ahora os llamaremos uno por uno - dijo Mcgonagall. -Tendréis que pasar la prueba del Sombrero Seleccionador para que os asigne la casa en la que estaréis. Mientras estéis aquí, vuestra casa será como vuestra familia. Hay cuatro casas: Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Deberéis ganar puntos por lo que, a final de año, a la casa con más puntos se le otorgará la copa de las casas. Si no cumplís las reglas, se os quitarán puntos y si es muy grave, el castigo será la expulsión inmedianta.

Se hizo un silencio y la profesora empezó a pasar lista. Pasaron cinco minutos hasta que anunció:

-Draco Malfoy

Draco con la cabeza bien alta, se acercó y no pasó ni un segundo cuando el Sombrero Seleccionador exclamó:

-¡Slytherin!

Todos aplaudimos y se dirigió hacia la mesa con los demás compañeros. Después de un rato llegó mi turno.

-Kristel Hadeeville.

Todos estaban mirándome y susurrando, no llevaba ni un minuto y ya era la noticia de todo Hogwarts. Me acerqué y la profesora me colocó el sombrero.

-Uuhmm...complicado... Tienes una mente misteriosa. Veo astucia y ambición pero también hay otras cualidades que me desconciertan...

Poco después, se oyó:

-¡Slytherin!

Mi corazón dio un salto y con una sonrisa victoriosa fui a sentarme junto a Draco y los demás en la mesa, mientras todos seguían fijándose en mí y aplaudiendo.

Durante el banquete, uno de los de primer año que estaba en frente de mí murmuró:

-¿Os habéis enterado? Harry Potter ha entrado a Gryffindor.

Los demás sin mencionar palabra siguieron comiendo, aunque vi a Draco de reojo, con una mirada intensa dirigiéndola hacia la mesa en la que se había sentado Harry. Lo observé, Draco no quería que él estuviera ni yo tampoco, pero a penas le daba importancia al asunto, así que continué zampando sin pensar en ello.

Al fin, llegó la hora de irnos a nuestras habitaciones.

-Slytherin, por aquí -exclamó un chico, de año avanzado. -La sala común se ubica abajo en las mazmorras.

Entramos y los chicos y las chicas nos dividimos. Me despedí de Draco y subí a la habitación de las chicas.

Al llegar vi a un niña deshaciendo su equipaje:

La Reina FlamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora