Destinados

5

Ése día no podía ser mejor para Marinette, ya que tendría una cita con Adrien, con su Adrien.

Friendzone, más te vale estar lista para dejar un puesto libre, porque ése día, Marinette Dupain-Cheng, ya no sería parte de ti.

La chica, al ir llegando al punto de encuentro con una inmensa sonrisa, se fue poniendo seria al ver a un rubio pero no a su rubio.

-¿Félix? ¿Y Adrien?

El mencionado que estaba algo distraído, volteó a ver a la recién llegada, con sorpresa.

¿Cómo es que se dio cuenta a la primera de que es Félix y no el subnormal de Adrien?

Sonriendo levemente, se acercó a la azabache y apoyo una mano sobre el hombro de ella.

Marinette, por tal acción, estaba por retroceder, pero Félix la detuvo.

-Sigueme el juego, nos espian.- susurro el rubio.

-¿Quién?- pregunto la ojiazul, volteando a todos lados.

El ojiverde al ver que ella hizo tal cosa, apoyo ambas manos sobre los hombros de ella e hizo que lo mire.

-¿Conoces algo llamado discreción?- pregunto Félix, en un susurro, algo molestó.

Marinette, fruncio el ceño por la actitud del chico.

Nunca le debían de decir a una curiosa que tenga cuidado al mirar, nunca.

-¿Quién nos está mirando y dónde está Adrien?- pregunto la muchacha.

Ése día salía de la friendzone porque sí, y no lo podía hacer sola, necesitaba a Adrien para éso.

-El que nos espía es Adrien, quien organizó está... "cita" entre nosotros dos.- susurro el chico.

Marinette al oír éso, se sorprendió.

-¿Por qué Adrien quería que tuviésemos una cita?- pregunto, muy confundida.

Adrien sabía que ella era algo tímida, así que organizarle una cita con alguien a quien casi ni conoce, era algo raro.

-No sé, quizás quería que tuviésemos una cita para que plantemos repollo.
¡Es obvio que es porque quiere que seamos novios!- gritó el rubio, sin paciencia.

Se había preguntado que le veía ésa chica a su primo, pero ahora lo entendía, los dos son igual de especiales.

Marinette, miró con asombro al chico al oír éso.

¡¿Qué Adrien quiere qué?!

Prometió nunca enojarse con Adrien, pero cuando lo vea, le diría que es... que es un tonto y... y que un bobo.

Vaya, ahora que se daba cuenta, tiene mucha ira acumulada para pensar en tales insultos.

-¿Qué dices? ¿Le enseñamos a mi primo una lección? ¿Fingiria conmigo, señorita Dupain-Cheng?- pregunto Félix, con una leve sonrisa malvada.

Marinette, lo miró con asombro por un segundo y luego sonrió, de acuerdo con el chico al entender el plan.

-Como guste, joven Félix.- dijo la ojiazul.

Sí Adrien estuvo tramando éso a sus espaldas, le darían una lección.

Adrien, que estaba ocultó tras unos arbustos, quedó en shock al ver como su primo abrazaba a Marinette, siendo correspondido luego de un momento.

Éso... lo hizo sentir raro, seguramente, satisfecho por ver que ésos dos ya se estaban enamorando.

Vio como se separaron, para luego tomarse de la mano.

Sip, debía dedicarse a unir parejas, es todo un maestro del amor.

Bueno...

Adrien, miró fijamente como Marinette y Félix iban caminando tomados de la mano, con palomas blancas volando alrededor de ellos de tan enamorados que estaban (a Marinette la atacaron dos palomas por tener migajas de pan en su cabello y Félix ahuyentaba a los pájaros)

Plagg, se asomó de su escondite y miró a su portador, quien estaba solo, solin, solito, mirando a escondidas a la pareja que quería formar, como todo un acosador.

-Se te va el tren por idiota y no haces nada por idiota... idiota.- dijo el kwami.

Adrien, que estaba viendo como Marinette y Félix huían de las palomas que llamaron refuerzos, miró a su kwami con confusión.

-¿De qué tren hablas?- pregunto el rubio, no entendiendo nada.

¿De qué tren habla Plagg?

Plagg, dio un suspiro agotado y se volvió a ocultar.

Ése chico era un caso perdido.

Y así, Adrien logró exitosamente que su buena amiga Marinette y su primo, tengan una cita para conocerse.

Definitivamente estaban destinados a estar juntos.

Continuará...
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¡Hola!

Pobre Marinette, Félix la está llevando por el camino del mal, y Adrien... es Adrien.

Espero que les haya gustado el capítulo.

Gracias por su tiempo.

Volveré...