*Atención, este capítulo habla de temas sensibles como la depresión*
Martes 15 de noviembre, 2015
7:30pmMe desperté en una sala fría y blanca de hospital. No sabía como había llegado allí, no recordaba nada. Me miré el brazo izquierdo, en el había inyectado un catéter que lo unía a una bolsa con un líquido transparente que no sabía lo que era. Me llevé la mano derecha a la frente cuando un dolor intenso recorrió todo mi cuerpo. Me quedé quieta unos minutos con los ojos cerrados, esperando que el dolor pasase. Cuando este se alivió vi que tenía los brazos llenos de moretones púrpuras y cortes que parecían haber sido causados por cristales.
Observé la habitación con más detenimiento, pero no había mucho que contemplar. En una esquina había una pequeña planta que hacia que el lugar no fuese tan sombrío. En frente de mi cama había una puerta que tenía colgado en ella un dibujo de un baño. Un poco más a la derecha había un pequeño televisor, aunque no había mando por ninguna parte. Un sillón se encontraba al lado de la puerta de la habitación, que estaba abierta de par en par y a mi lado derecho había una pequeña mesita con una botella de agua, una servilleta y una bandeja blanca con comida. Me entraron ganas de vomitar solo con verla.
Intenté apartar la fina sábana blanca que me arropaba, pero otro intenso dolor me lo dificultó. Cuidadosamente fui retirándola poco a poco a pesar del dolor y cuando acabé, la ausencia de esta dejó a la vista unas piernas llenas de más moretones y cortes. Vestía solo una bata de hospital y en el tobillo derecho llevaba una especie de pulsera de identificación.
Brooke Cooper, 12 años. Mujer. Accidente automovilístico.
Todo lo ocurrido antes de llegar allí empezó a llegar a mi mente.
Íbamos de camino al restaurante, si, lo recuerdo perfectamente. Ya estábamos casi llegando cuando un coche se saltó un semáforo en rojo y de repente, todo se convirtió en negro. Lo último que recuerdo fue el sonido de la ambulancia desde la lejanía.
¿Y papá?
¿Dónde está papá?
Me levanté de la cama mientras gemía de dolor, agarré la fría barra de metal en la que estaba colgada la bolsa de lo que, minutos después, deduje que podía ser suero y me dispuse a salir de allí. La luz del pasillo era mil veces más intensa que la de la habitación y me cegó un momento cuando salí, pero al cabo de unos segundos ya podía ver con normalidad. El pasillo era muy largo, un montón de puertas estaban dispuestas por este y las enfermeras y doctores entraban y salían de ellas. Me dirigí hacia el lejano mostrador que había al final del pasillo a paso lento, pero antes de que pudiese avanzar, una doctora me vio desde el otro extremo y empezó a correr hacia mi.
-No te muevas, debes quedarte en tu habitación corazón -dijo cuando llegó a mi lado. Posó su mano con delicadeza en mi hombro, pero aún así el dolor era fuerte.
Hice una mueca y abrí los labios para hablar.
-¿Dónde está mi padre?-. Fue lo único que pude formular, hasta hablar me resultaba complicado.
La Dra.Smith, cuyo nombre indicaba una placa que tenía colgada en el cuello me dirigió una mirada compasiva, levantó el brazo y señaló la puerta de mi habitación.
-Acompáñame a la habitación, por favor -una sonrisa cálida de boca cerrada apareció en su rostro al mismo tiempo que su cuerpo empezó a andar a mi lado.
Avancé patosamente y después de entrar de nuevo en la habitación, me recosté en la cama con su ayuda y ella tomo asiento en el sillón.
-¿Cómo te llamas, corazón?
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5 Años Atrás [PAUSADA]
RomanceTenía 12 años, era una cría. Pero una niña inocente puede cambiar de un momento a otro sin ningún motivo aparente, o tal vez con motivos algunos. Y así, como obra del destino me convertí en una roca emocional, no sentía nada, mucho menos me enamorab...