✦˚* Treinta y dos * ˚ ✦

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23 Septimebre, 2002


Otro día, como el resto desde entonces. Entró a la casa y en cuanto lo hizo, Perseo se acercó a saludarlo, frotándose las piernas pidiendo caricias. Lo levantó con una leve sonrisa en su rostro y lo abrazó, dejándole un beso en la cabeza.

"¿Me extrañaste?" A lo que el gato maulló "Sí, te traje la comida". Respondió.

Soltó al gato dejándolo en el suelo, Draco caminó hacia la cocina y Perseus lo siguió sin dejar de maullar. Dejó la bolsa de comida sobre la mesa y tomó la lata de comida para gatos. Sirvió la comida en un tazón y Perseo se subió a la encimera para comenzar a comer.

Draco lo acarició mientras comía, la imagen de ella vino a su mente una vez más. Después de todo, el gato fue el primer regalo que le dio cuando se conocieron. Suspiró profundamente sintiendo que la soledad y la tristeza volvían a brotar en él. Había pasado algún tiempo y todavía no estaba acostumbrado a su nueva vida.

Se había mudado completamente a la casa que ella había elegido para ellos, con la esperanza de que algún día ella regresara aunque fuera imposible. Habían pasado dos años desde que ella no estaba a su lado y no podía negarlo, aún no había pasado página, ella estaba presente en todo lo que hacía.

Se había mudado completamente a la casa que ella había elegido para ellos, con la esperanza de que algún día ella regresara aunque fuera imposible. Habían pasado dos años desde que ella no estaba a su lado y no podía negarlo, aún no había pasado página, ella estaba presente en todo lo que hacía.

Le agradeció por el hombre en el que lo había convertido, pero sin ella a su lado, no encontraba ningún sentido en ser así.

Después de un tiempo, decidió tomar su lugar en el Ministerio e ir a trabajar, pensando que lo mantendría distraído en lugar de pasar sus días en casa con Perseo, lamentándose. Después de todo, habían pasado dos años y no podía negar la verdad por mucho que lo intentara, Annelisse se había ido y nunca volvería.

A menudo le escribía cartas, como si ella fuera a leerlas algún día, aunque al final él nunca las envió. Ese día no fue diferente en absoluto, tomó una hoja de papel y comenzó a escribirle una vez más.


Querida Lisse,

Hoy han pasado dos años desde que me dejaste y todavía no puedo sacarte de mis pensamientos. Siempre estás ahí en mi mente, sonriéndome una vez más, mirándome con ternura y amor en tus ojos.

Estás en cada rincón de la casa, en todo lo que hago, incluso en mis sueños. ¿Por qué, por qué tuviste que dejarme? El tiempo pasa lentamente sin ti, ya nada tiene sentido si no estás aquí.

Ni siquiera pude despedirme de ti, ¿cómo tuviste el coraje de dejarme así? Me lo prometiste cuando aceptaste ese anillo, me miraste a los ojos y me susurraste 'para siempre'. Íbamos a casarnos, íbamos a tener una vida plena juntos. Maldita sea, Lissie.

Y ahora mi vida está vacía sin ti. Nada puede llenar el espacio vacío que dejaste en mí.

¿Recuerdas cuando empezaste a trabajar y solía ir solo a verte porque me aburría estar sin ti? Continúo haciéndolo, imaginándote todavía allí en esa oficina del Ministerio que ahora lleva mi nombre.

Aunque sé que solo queda tu recuerdo, sigo viviendo en él porque al fin y al cabo es lo mejor que tengo en mi vida.


Tus recuerdos


Para siempre tuyo, Draco.


𝑭𝒊𝒗𝒆 𝒉𝒐𝒖𝒓𝒔 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐 𝑴𝒂𝒍𝒇𝒐𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora