C U A R E N T A Y U N O

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Alma

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Alma.

Adoraba que la fiesta de los mellizos había sido un día sábado, porque así tuve el día domingo para recuperarme y finalmente pisar la editorial un día lunes. Por ello, cuando ingresé a la editorial fui directamente hacia el elevador, ansiosa por comenzar el trabajo pronto.

Observé mi atuendo en el espejo del elevador y acomodé ligeramente la blusa blanca que iba con volantes en mis hombros, dejando al descubierto aquella parte superior de mi cuerpo, en conjunto con unos jeans ajustados y unos tacones de tacón negro. Salí de allí una vez que llegué al último piso y escuché el resonar de mis tacones contra el suelo, pues todo estaba bastante callado un lunes en la mañana, más aún porque nadie sentía la emoción del día tan temprano.

Y menos yo, teniendo una oficina sola, en donde no tendría a mis amigas para conversar y alejar las ráfagas de sueño que se acercaban algunas veces en el día.

Ingresé a mi oficina con un suspiro escapando de mis labios, dejé mi bolso en el perchero que había en una esquina y me senté en la silla giratoria, notando como justo encima del escritorio había un sobre blanco.

Sin abrir.

Lo sostuve entre mis manos con curiosidad, sin saber de qué se trataba. No obstante, al voltearlo, leí la frase que estaba allí y supe de inmediato de quien se trataba, nadie podía tener una caligrafía tan horrible como la de Demian Ainsworth.

"Espero con esto puedas perdonarme"

Tragué saliva duramente y verifiqué su oficina, notando como el pelinegro no se encontraba allí. Lentamente comencé a abrir el sobre y una vez abierto, un montón de fotografías cayeron sobre la mesa de mi oficina, fotografías en donde salía Demian junto a Ayshia en la noche que fueron al bar.

Lamí mi labio inferior brevemente y miré las fotos una por una, notando como entre ellas tenían una secuencia, por lo que me puse de pie, quité algunas cosas del escritorio y comencé a ordenarlas, obteniendo el resultado final luego de unos segundos, justo cuando Kate entraba en mi oficina con dos cafés en sus manos.

¡Buenos días! –Saludó ella con voz cantarina, caminando hacia mí. – pensé que podrías necesitar uno, no te vi en la cafetería. –Comentó, extendiendo un café en mi dirección con una sonrisa en sus labios. –

Gracias, realmente lo necesito. –Aseguré, sonriéndole dulcemente en forma de agradecimiento. – vine directamente hasta aquí, pero pensaba ir, hasta que vi esto. –Dije, apuntando a las fotografías en mi escritorio. –

¿Qué es eso? –Preguntó, acercándose para observar desde mi lado. – oh dios mío, son todas las fotos. –Susurró con sorpresa, ocultando su boca entreabierta con una de sus manos. –

Y sí, eran todas las fotografías de aquella noche.

En una toma se les veía a ambos saliendo del lugar con una lejanía considerable, había unas tres de éstas hasta que llegaron al coche que esperaba por ellos, en donde Demian abría la puerta caballerosamente para ella y Ayshia obtenía el momento perfecto para rodear su cuello con sus brazos y abalanzarse sobre él, como podía verse en una de las fotos, pues el pelinegro seguía sosteniendo la puerta del coche para ella y en su rostro había una expresión de terror y sorpresa. Las siguientes eran del beso, un montón de ellas, donde Demian acercaba sus manos a su cuerpo, soltando la puerta, para finalmente alejarla y gruñir contra su rostro, pues la última fotografía era de él con el ceño fruncido, alejándose de Ayshia para rodear el coche e ingresar a éste, en donde posteriormente ingresó Ayshia con una mirada extraña en su rostro.

Almas entrelazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora