C I N C U E N T A Y U N O

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Demian

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Demian.

Un año había transcurrido desde que había conocido a Alma por primera vez y no podía estar más agradecido por aquel día, incluyendo los buenos y malos momentos que ocurrieron luego.

Ingresé a la oficina de Dean con una gran sonrisa en mis labios, notando como en la pared detrás de su escritorio se encontraba una foto de él junto a Connor ahora que estaban casados, lo que aumentaba las ganas en mi pecho de ser el siguiente. Caminé hacia el sofá de su oficina, aquel que jamás había sido cambiado y me senté allí, extendiendo mis brazos con una arrogante sonrisa en mis labios.

¿Por qué se me hace conocido esto? –Preguntó Dean, mirándome por sobre los lentes que utilizaba algunas veces cuando leía sus papeles. - ¿qué sucede? –Murmuró, curioso. –

Es mi aniversario. –Respondí feliz, sonriendo aún más si aquello era posible. – hoy se cumple un año desde que Alma llegó a Londres. –Informé, pues Dean seguía sin captarlo. –

Ahora comprendo por qué esa sonrisita arrogante. –Dijo él, rodando sus ojos con gracia. – ¿recrearemos la escena para ella? –Musitó, sonriendo con la ilusión escrita en su rostro. – porque nada me emocionaría más.

Exactamente, eso haremos. –Confirmé, asintiendo con mi cabeza brevemente. – la llamarás en exactamente cinco minutos, cuando ella regrese a su oficina. –Dije, mirando una vez más hacia aquel cubículo vacío que era su oficina. – y la ignoraré por completo, justo como aquel día.

¿Ignorarla? –Contractó Dean, moviéndose inquieto en su silla. – lamento decepcionarte, pero lo que menos hiciste aquel día fue ignorarla. –Dijo, soltando una pequeña carcajada. –

¿Qué hice entonces? –Pregunté con confusión y alcé ambas de mis cejas, pues recordaba aquel día a la perfección y definitivamente no había hablado con ella. –

No dijiste mucho, pero recuerdo la manera en que la mirabas. –Sonrió mi hermano, reclinando su silla ligeramente hacia atrás. – la mirabas como si supieras que iba a ser tu completa ruina, pensé que estabas loco por mirarla así. –Confesó Dean, riendo brevemente. – y luego te despediste y dijiste algo en español, no lo recuerdo.

Bienvenida a Londres. –Repetí, exactamente como aquel día. – recuerdo que enloquecí cuando la vi de espalda. –Confesé, lamiendo mi labio inferior brevemente. – sabía que era perfecta, incluso cuando no había visto su rostro aún. –Dije, soltando un pequeño suspiro. – y luego cuando entré, volteó y lo supe.

¿Qué supiste? –Murmuró Dean con curiosidad, quitando sus lentes para que nuestros ojos se encontraran sin ninguna barrera. –

Que me casaría con ella. –Afirmé, sonriendo ampliamente. – sabía que Alma sería mía, incluso cuando podía actuar como un imbécil con ella algunas veces. –Murmuré, mirando a Dean fijamente. – y un año después, siento lo mismo cada vez que la miro.

Almas entrelazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora