Goku y El Mundo Ninja

Capítulo 33 - Confesión.

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gokú y el mundo ninja capítulo 33.

--oye, despierta si te sientes mejor.-- la voz anunció, con mucha dificultad sus párpados se despegaron, su cuerpo ardía totalmente y una gran incomodidad parecía haberse apoderado de él. 

en cuanto su vista se aclaró, pudo ver esa figura, la ropa de gokú le llenó de enfado instantáneamente, los recuerdos de su amigo chiriku que habría muerto a manos del joven akatsuki nunca serían borrados y juraría cobrar venganza como sea.

--oye, si aprecias tu vida no te muevas.-- exclamó gokú quien se encontraba sentado frente a la corteza del extraño madero, que no podía ver en su totalidad por el estado en el que se encontraba, el mokuton del chico le tenía prisionero sin darle oportunidad de mover siquiera un dedo.

 pequeñas raíces se habían entrado por su cavidad bucal y no quiso pensar a donde iban, podía sentir más de aquellos objetos moverse y recorrer su piel, escabulléndose por sus heridas e inyectando chakra. --no te preocupes, no te voy a asesinar, así que puedes estar tranquilo.-- comentó el son, no se giraba para encararle, seguía inmerso en su trabajo, si era así quería preguntar a donde le había traído y que haría con él, pero su voz no existía en esos momentos.

ya habían pasado 3 días desde aquel incidente, tiempo en que dia y noche gokú se mantuvo inmerso en curar a azuma, debía admitir que esta vez sí tuvo que esforzarse, porque el daño era mucho más grave de lo que había esperado. --tu corazón tuvo suerte de no haber sido destrozado en su totalidad, pude sanarlo a tiempo, aunque perdiste mucha sangre.-- explicó en voz baja, fue entonces que asuma entendió que no estaba siendo torturado, gokú le estaba sanando. --bien, solo queda esperar, tomará días sanar el resto de órganos, por ahora ellas te mantendrán con vida.-- en ese instante, gokú dejó su posición y se puso en pie ante el confuso hijo de sarutobi que solo podía observar.

--invocación!.-- exclamó el son mientras golpeó las palmas de sus manos mutuamente, de ahí, una pequeña serpiente emergió. --vaya, padre no mentía cuando dijo que este sitio es tenebroso.-- exclamó el pequeño reptil observando sus alrededores. --dime, qué has averiguado.-- le habló al animalito que mostraba su larga y delgada lengua una y otra vez. --el escuadrón de konoha al fin se ha retirado, la chica rubia junto a su equipo han regresado a konoha.-- informó el hijo de manda que al igual que su padre respondía a la invocación de aquel contrato.

--aquella información fue escuchada también por azuma, de inmediato comprendió que la serpiente hablaba de sus estudiantes. --así que por fin se rindieron, eso pone las cosas más fáciles para mí.-- concluyó gokú quien esta vez se giró completamente y encaró al hijo del tercero que le seguía mirando con total ira.

 --no te muevas, porque aún estás débil, yo debo atender asuntos importantes y no puedo darme el lujo de perder más tiempo contigo.-- explicó mientras caminó hacía su báculo que se encontraba un poco más alejado, sobre la suave y extraña hierba del único lugar. --vendré dentro de poco, luego de eso podrás regresar a konoha, aquí no se acercará nadie así que estarás seguro.-- siguió hablando a la vez que abrochaba sus armas sobre su espalda. --si sientes hambre no te preocupes, no morirás de eso, nos vemos.-- terminó y con ello desapareció de la vista del sarutobi que solo pudo verle perder en el espeso bosque de los alrededores.

en el oscuro sitio, la figura de la tercera bestia se desvaneció, aquel chackra regresó  a la estatua demoníaca cuyo poder aumentaba.

un ojo más se sumó al tétrico rostro de la petrificada criatura, los ninjas se miraron unos a otros, cansados y fatigados por el arduo trabajo que se hacía sellando a las bestias pero su descanso no llegaría, porque la figura de la bella mujer rubia contenía aún al dos colas, tres días más serían los que deberían soportar con el jutsu, algunos mascullaban del fastidio y otros solo observaban inexpresivos la situación.