Capitulo 19.- "Odio"

169 3 0
                                    

Trataba de no ponerme triste pero era imposible porque después de tres largos años de aventuras, sueños, amor, desamor, amistad, terror, vergüenza, de todo, iban a ser desperdiciados, si hubiera sabido que después le regresarían el trabajo a mi padre pocos segundos antes de que saliéramos de nuestra casa en Estados Unidos, no hubiese aceptado venir aquí y a verme encariñado de varias personas. Me hubiese quedado con mi abuela.

Al llegar a mi habitación, tiré todas las cosas que tenía en mi tocador... mi perfume se rompió, algunas hojas de mi libreta de poemas se arrugaron, mis esmaltes hicieron mucho ruido al caer, algunas de mis pulseras se rompieron al caer junto con el vidrio de mi perfume, mi diario... bueno TODO se rompió y cayó junto a mí. Después tumbé la corona de reina que me habían dado el año pasado en el baile de la secundaria, alguna ropa que tenia doblada en un banco, tiré la ropa limpia que tenía en un cesto, tire mi cobija y finalmente sin darme cuenta tumbé la foto donde estábamos Hugo y yo, al caer el vidrio se rompió en miles y miles de pedazos, dándome cuenta que fui una niña caprichosa que solo quería que la complacieran con este caprichito. Al ver la foto ahí tirada, los vidrios rotos y una foto donde estábamos felices. Me dio tanta tristeza que me hinque en el suelo miré los vidrios con filo, ellos me llamaban. No podría regresar a cortarme, tomé el vidrio... pero cuando estaba a punto de empezar a cortarme, algo me recordó la promesa de Gaby y la de Evelin. Traté de sacármelas de la cabeza, y cuando ya estaba por cortarme. Timbró mi celular. Era un mensaje de Hugo preguntándome "¿Qué había pasado?".

̶ ¡Wow! ¿Cómo pude pensar en esto?

Aventé el vidrio hacia la pared haciendo que se rompieran en pedazos más pequeños, después me tapé con el cobertor y después me tiré al suelo a llorar. Todas las cosas estaban a mi alrededor. Algunas rotas y otras solo estaban allí. Mis padres tocaron por varias ocaciones en el día, pero cada vez que iban recibían la misma respuesta.

̶ ¡Lárguense!

Sé que pude sonar algo grosera, se que puede sonar como una estúpida, se que pude sonar como una niña caprichosa pero realmente no quería irme de aquí. Estaba muy deprimida para contestar el mensaje que Hugo me había mandado hace una hora preguntándome que es lo que había pasado, pero era estúpido decir "Me voy a los Estados Unidos" y herir sus sentimientos, era también estúpido juntarme y divertirme con mis amigas a solo dos días de que las dejará. Y sobre todo era estúpido dejar mis recuerdos, amigos y el amor de mi vida aquí sin tener otra opción para salvar los recuerdos y quedarme. No sería lo mismo chatear o video chatear con ellos, si el tiempo no nos ajustaba cuando las veía en persona, menos ahora que estuviéramos a millones de kilómetros. El amor a distancia iba a ser duro pues no soportaría no poder abrazarlo, besarlo ni mucho menos tocarlo, extrañaría mirarlo a los ojos y decirle cuanto lo amaba, y sobre todo extrañaría estar junto a él.

Todo iba a ser duro si me iba, todo iba a estar peor si les decía que me iba, todo iba a estar normal si no les decía. Era dura mi decisión si decirles o no, si despedirme o no, y lo más importante si terminar o no con Hugo... Yo seguí tirada en el suelo sin decir nada, sin comer nada, sin beber nada, solo mirar fijamente la foto de Hugo y yo, y pensando si decirles o no. La desesperación me comía y el dolor estaba sentado junto a mí. Pasaban las horas, los minutos y los segundos, y yo me seguía preguntando ¿Cómo estará Hugo? Si triste, feliz, confundido, desesperado por no saber la mala noticia. Mis padres estaban esperando a que yo abriera la puerta pero nunca lo hice, Hugo esperaba un mensaje mío pero nunca llegó, Eric buscaba un consejo pero nunca llegó, Demi esperaba una plática pero nadie platicó con ella, yo esperaba un abrazó y algo que me dijera que iba a volver y que todo iba a estar justamente como lo dejé. Las cosas seguían tiradas sin nadie que las recogiera, el vidrio seguía quebrado sin nadie que lo cambiaran. Y yo seguía tirada y llorando sin nadie que me consolara.

Un Diario, Una Historia Y Una VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora