La Venganza de Ared (Sinner #2)

Sinopsis

El sufrimiento, las torturas, y los gritos de dolor de las almas que estaban siendo castigadas eran algo que no podía sacar de mi cabeza por más que quería, pero en cierta manera se habían vuelto parte de mi vida.

Había pasado mucho tiempo desde lo que sucedió con Angelina. Lucifer solía reírse de mí junto a sus estúpidos demonios, pero muy en mi interior existía un pálpito que me decía que ella estaba con vida. Aún no tenía idea de cómo un cuerpo humano podría vivir tanto tiempo en un lugar como éste, pero a veces pensaba en que tal vez Lucifer no la tenía en el infierno sino en la tierra.

Las posibilidades de esa teoría eran muchas pero a su vez pocas.

Después de que el cuerpo de Angelina se esfumara de mis manos, Lucifer desapareció. Decidí engañar al diablo, aunque no sería tan fácil puesto que a él no se le engañaba tan fácilmente; me volví un ser bipolar cada vez que tenía que interactuar con él. Tal vez de tanta sorna y humillaciones se le saldría decir algo referente a que Angelina aún seguía con vida. Pero hasta el momento no había logrado nada.

Muchos de los que parecían ser demonios no tan escalofriantes, decían que yo era el favorito de Lucifer, yo me reía. ¿Cómo un ángel podría ser el favorito del diablo cuando tiene millones de demonios y almas a sus pies que le servían y adoraban? Yo solo era un ángel perdido que lo miraba con odio y hastío.

Lucifer solía repetir que yo era su hijo, lo que me parecía una completa estupidez porque yo siempre había vivido en el cielo y tenía entendido que Samuel había sido mi padre, y que me había engendrado con una humana. Tal vez lo decía para que yo lo siguiera al igual que sus súbditos y enojar a Dios. Aunque a este punto, me daba igual si Dios se enojaba o no.

Tras la desaparición del cuerpo de Angelina me prometí destruir a Dios y a Lucifer.

¿Cómo podría yo, un ángel más del montón, destruir a tan poderosos seres? Si lo decía en voz alta, sonaba completamente absurdo.

Pero hubo una vez en que un ángel desafió a Dios con todo lo que tenía.

Así que, ¿por qué no ser yo el segundo ángel que lo intente?