𝓓𝓮𝓼𝓽𝓲𝓷𝓸𝓼 𝓮𝓷𝓽𝓻𝓮𝓵𝓪𝔃𝓪𝓭𝓸𝓼

Childe X Chongyun

N/A: soy mala en esto >n< créditos al artista

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Sangren ajena decoraban su rostro, el opaco azul que suele estar en su mirada ahora presentaba un brillo que escondía la amalgama de emociones que albergaban en el fatui, la mirada del más pequeño afilándose, la incomodidad que lo inundaba al sentir la mirada del otro en el. No quería admitir el miedo que le llenaba al ver al problemático hombre lleno de sangre y con una notable excitación. Intentado moverse un poco para quitar al pelinaranja de encima, y aunque la superficie acolchada hacia del momento menos incómodo, no era agradable para Chongyun tener al otro reteniéndolo.
Sin más que hacer la mirada del peliazul viaja por sobre todas las visibles marcas de una batalla, esto llamando la atención de su asaltante, quien tenia sus sentidos al máximo, y pudo notar la mirada felina que lo inspeccionaba.

"Oh, preocupado por mi?" El de cabellos naranjas no podía evitar pasar esta oportunidad para presionar un poco al chico, una sonrisa comenzado a salir de entre sus labios.

"No" la respuesta siendo igual de fría que su visón, y aunque sus palabras talvez no fueran con esa intención, Tartaglia se indignaba a creer que su amante se preocupaba por otros, por aquellos lamentables que decían ser capaces de cruzar armas contra el Heraldo, su mirada oscureciéndose al instante y Chongyun notando el repentino cambio, con un claro arrepentimiento en sus ojos.

"T-tampoco me referia eso" por un momento la voz del más joven tembló. Podía notar que el mayor estaba tenso, estresado, también lo dedujo, pues ha sido mas de una semana la ultima vez que lo vio, y estaba consiente de que en todo ese tiempo en el que estuvieron separados el pelinaranja pudo haber acumulado ese estrés. Si el joven exorcista se encontrara preocupado seria por el mismo y por como terminaría depues de su encuentro con el onceavo de los Fatui.

"Oh cosito, no deberías temerme, sabes que jamás te lastimaría..." Dice con una leve sonrisa, pero el sonido no era tranquilizante o agradable de escuchar "... bueno no a un grado que sea letal" este se corrige al final, ya que jamás le mentiría, siendo esa es una de las varias promesas que lleva desde que le conoció.

Aunque claro, eso no calmaba al peliazul, un obvio sonrojo se esparcía en sus mejillas, sentía como la temperatura corporal aumentaba, esto afectando a la vez su energía.

Aún leve quejido saliendo del más pequeño al sentir los dígitos largos y fríos recorrer sus costados. El pelinaranja vestía una sonrisa orgullosa, disfrutaba ver al otro temblar bajo el, como si de un zorro acorralando un conejo se tratara. El adulto rozando sus labios contra el oído del contrario.

"Solo disfrutemos de este momento moy kotik" el susurro mandando un escalofrío...

Siendo esos algunos de sus últimos recuerdos antes de perder la conciencia.