5 AÑOS DESPUÉS...
Conozcamos a Valentín.Valentín mira desde el balcón como Boris, su compañero y gran amigo discute con unos jóvenes que fumaban y bebían café sin más al verlo descender de su vehículo.
Si, a todos los conocía, todos son parte del buffet de abogados de la familia Lévedev. Valentín mira con desprecio como todos los jóvenes en prácticas beben café y no se acercan a ayudar a Boris. Harto e ésto, decide bajar y ayudarle.
—¡Muchachos ingratos...! Pero van a ir a mi oficina por más café...— gruñe Boris malhumorado por su desconsideración.
—¡Estamos en nuestra hora de descanso... Y es sagrada!— gruñe uno de los jóvenes con desprecio y le da una calada a su cigarro.
—¡No se vayan a cansar, montón de ociosos!— gruñe del otro lado de la acera una chica con un portafolio e impecablemente vestida que sin dudar se acerca a Boris y le toma un montón de carpetas y una bandeja de café.
—Gracias Raisa...
—Solo no te acostumbres. Y llama a la próxima a uno de los mensajeros, ya viste que la hora de descanso es “sagrada” aún cuando apenas es inicio de jornada...
—No se preocupen, déjenlos descansar... Pobrecillos... Mejor que descansen y aprovechen su tiempo, que una vez comience la jornada serán los primeros en empezar y los últimos en salir de aquí— les interrumpe con soberbia Valentín, que ya está en la entrada del buffet y toma las carpetas que llevaba la chica y el resto que aún tenía Boris.
—¡Señor Vasiliev, disculpe... Andando, a trabajar!— exclama uno de ellos y apresurado tira de la chaqueta de una chica que lo acompañaba para entrar corriendo al buffet.Son seguidos de otros tres chicos que a tropel entran en el edificio y comienzan a trabajar como si su vida dependa de ello. En tanto Boris entra al edificio donde está Lévedev, Vasiliev & Asociados.
Un buffet de abogados que puso con el beneplácito de su padrino, Basili Lévedev que había muerto hace un año; y con el apoyo de sus hermanos de crianza Luka, Orel y Anton.
Mira a la chica frente a él y le sonríe con admiración.
—Tu eres Raisa Ivanova... He escuchado de ti en el buffet. El nuevo fichaje de Orel— le dice Valentín, mostrando que está al tanto de lo sucedido en el buffet.
—Espero que no todo lo que escuches de mi sea malo.
—Para nada. Empezaste como abogada de oficio, pero eras demasiado buena para eso y Orel te invitó al buffet.
—Ah, si... El señor Lévedevich es muy generoso. Espero cubrir las espectativas de su buffet y crecer.
—Así será, Señorita Ivanova— le responde con educación.
—Por favor, llámeme Raisa.
—Muy bien, Raisa. Pues no te había dado la bienvenida, y por lo que ví, no eres de las que se muerden la lengua ni se achantan ante el trabajo duro.
—Para nada, señor...
—Puedes llamarme Valentín— interrumpe el abogado con una amable sonrisa.
—Gracias...
—Pues adelante, si no te importa, quiero que vigiles de cerca a los chicos de prácticas. Ya viste que necesitan a alguien con voz de mando tras ellos. Me encargaría yo mismo, pero tengo que volver a revisar con Luka y Anton un caso...
—Descuide, Valentín. Será un gusto.Valentín con cortesía le cede el paso y a continuación entra tras ella al edificio del buffet Lévedev, Vasiliev & Asociados. Tienen mucho trabajo por hacer...
Mientras Valentín revisaba el borrador de las preguntas que haría frente al juez en un gran caso que tomarían frente al gran jurado, escucha que tocan la puerta y al levantar la mirada se ropa con nada menos que el gobernador de San Petersburgo, Fyodor Golubev.
—Señor Vasilievich— le saluda con formalidad el visitante
—Señor gobernador, bienvenido— Valentín se pone de pie y lo recibe.
—Gracias, me apena mucho venir a molestarle, pero consideré oportuno visitarle por lo dela demanda de divorcio.
—Oh, si... Debe saber qué cualquier asunto relacionado a las negociaciones debe verificarlo con su representante, yo estoy trabajando para su ahora exesposa.
—Lo sé, lo sé, pero me es imposible razonar con esa mujer...
—Me imagino...
—Si mi matrimonio ha fracasado, no todo es mi culpa, y ahora mi reputación está en entredicho por esa... Señora, madre de mis hijos— con mucho esfuerzo se contiene de faltarle al respeto a su exesposa.
—¿Cómo dice?— pregunta Valentín confundido por lo dicho.
—Si, señor Vasilievich, ella se ha encargado de decirle a la prensa las supuestas transgresiones que cometí en mi matrimonio, y no digo que no he fallado, pero es que me es imposible lidiar también con todo lo que ella se niega a hacer. Muy fácil es para ella dejar la educación de mis cuatro pequeños a cargo de la aya, me está exigiendo una cantidad de dinero exhorbitante para supuestos gastos de manutención ¡y los tiene bajo mínimos! Pero eso sí... Ella viste con ropa y zapatos de diseñador, no falta todas las semanas a spa's y ya supe que con usted regateó la comisión de sus honorarios.
—Mierda...— gruñe enojado Valentín por saber que su clienta despilfarra el dinero de su exesposo y lo está destrozando.
—¿Ahora, lo ve, señor Vasilievich?— pregunta el gobernador al ver la reacción del abogado— Yo no me niego a mis responsabilidades, ni me lavo las manos por mis errores, pero no voy a ceder a sus excentricidades solo porque se cree la emperatriz de todas las Rusias...
—Muy bien...
—Solo le pido que las demandas de Tamara sean justas; porque más que un divorcio parece un juicio de brujería en la que al que van a poner en el cepo es a mí.
—Descuide, señor. Me hago cargo.
—Gracias, señor Vasilievich.
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Tres CORAZONES Un ALMA
RandomHISTORIA ORIGINAL REGISTRADA EN SAFE CREATIVE: 2004013519328