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フラワーズ

Se consideraba un idiota... Un grandísimo idiota en esos momentos...

"_¡Si tan solo no les hubiese hecho caso!_". Se reprendió mentalmente, chistando la boca al ver que no encontraba rumbo alguno, a donde sea que se encontrara la maldita casa abandonada. "_Me dejaron solo idiotas_". Sollozo dramáticamente, abrazándose a sí mismo, siguiendo el rumbo que marcaba ese senderito de tierra y un montón de pasto seco a sus orillas.

En verdad no estaba pasando un buen rato en ese maldito juego de "encontrar el tesoro", que propusieron Miya y Shadow; para empezar ¡¿A quien carajos se le ocurre hacer un juego en plena madrugada?!... y a todo eso agrégale ¡¡porque se atrevían a arrastrarlo, si sabían que el odiaba las cosas tenebrosas!!

Y aunque le rogó a Langa que era mejor regresar por donde volvieron, el muy descarado se había adelantado y lo había dejado atrás. Con Joe y Cherry no podía contar, porque simplemente no sabía dónde carajos podrían estar, o quizás si lo sabía, pero prefería evitarse la vergüenza de verlos coger.

Y hay estaba, solito con la luz de su celular alumbrando sus pies y dando pequeños pasos, evitando pisar algún animal o sabría dios lo que le pondría en el camino, su pobre corazón latiendo desbocado en su garganta, sus manos sudorosas, sus piernas heladas y su estómago contraído...

"_¡¡Carajo, no lo soporto más!!_". Grito internamente al ver que el paisaje que lo rodeaba lo ponía más nervioso, y el revoloteo de las hojas de los árboles se volvía mas intenso y constante. No lo pensó dos veces, y trato de regresar por donde "supuestamente" había iniciado.

Primero camino, después empezó a trotar y finalmente corrió despavorido, al no ver ninguna salida de ese maldito "jardín", no sabia lo que estaba pasando y tampoco lo entendía.

"_Si me están jugando una broma, por favor ya paren_". Angustiado hablo, deteniendo sus pasos y girando frenéticamente sobre su eje, en busca de alguna figura familiar, y justo cuando logro visualizar la silueta de una persona, supo que no era de los sujetos que esperaba; aterrado se paralizó y callo al suelo, haciéndose bolita como si esa fuese la mejor forma de protegerse de aquel ser desconocido, que se acercaba a él.

No escucho en que momento ese "ser" ya estaba a su lado, y mucho menos, sabia que hacer al sentir sobre su espalda una leve caricia, pero lo que, si pudo entender, es que perdió la conciencia y se había desmayado en plena tierra.

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Podía describir que su cuerpo estaba adolorido y molesto, pues pareciera ser que objetos de un tamaño considerable y uno que otro puntiagudo, se enterraban en su espalda, se removió tratando de apaciguar el malestar, pero era imposible...

Abrió sus ojos lentamente, parpadeando despacio para poder adaptarse a la luz de la luna, una vez que pudo estar consciente, se dio cuenta que no estaba donde se suponía debía estar, y que curiosamente ahora lo rodeaba alguna clase de pasto alto de tono verdoso obscuro, que danzaba por la brisa de la noche.

No entendía nada y eso lo hizo dudar de si aun estaba vivo o no, así que vio a sus alrededores con temor...

Y no se espero lo que sus ojos encontrarían...

A su lado, mirando hacia el vacío del cielo nocturno, estaba un chico, de su misma edad quizás, piel pálida y de cabellos negros; sorpresivamente sus miradas se toparon la una con la otra, y pudo ver dos hermosas cuentas esmeraldas brillar.

InterlunioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora