Capítulo 2. Encuentros inesperados.

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Harry despertó en la habitación de su baúl, en una cama muy cómoda con mantas carmesí y cojines dorados, en una habitación de un color ónix, con pequeñas figuras color rosa, que asemejaban ser pétalos de flores.

Harry se sentía algo raro, no se terminaba de acostumbrar a su nuevo cuerpo, y la vista de las cicatrices perturbaba un poco, a pesar de su fortaleza emocional, consideraba que ningún niño de nueve años debería verse así, por lo que decidió empezar a practicar para dominar su habilidad de metamorfomago, no obstante, pasados tres días se encontraba incapaz de hacer algo más que cambiar levemente el tono de su cabello a un gris oscuro.

Ante tal motivo comenzó a redactar una carta dirigida a Nymphadora Tonks la cual actualmente debería encontrase estudiando en Hogwarts.

Para la Señorita Nymphadora Tonks.

Hola señorita, el motivo de mi carta es solicitarle ayuda, ha llegado a mí la información de que usted y yo somos los únicos metamorfomagos de Inglaterra, el problema es que no puedo controlar mis transformaciones ha voluntad, por lo que le pido ayuda para enseñarme a controlar mi habilidad, si gusta ayudarme podrá encontrarme en el caldero chorreante, habitación 115.

Atte. H.P.

Terminada la carta se la dio a Hedwig para que se la lleve a Tonks, posteriormente se dirigió a la sala de entrenamiento de su baúl, una habitación espaciosa, con un mueble enorme con maniquíes mágicos dentro, pero de momento Harry se dispuso a entrenar su cuerpo para acostumbrarse al mismo y prepararlo para su poder, y sin darse cuenta unas semanas habían transcurrido y era 31 de julio su cumpleaños.

Una fecha que realmente no significaba nada para Harry ya que la mayoría de estos los había ha contemplado en absoluta soledad y miseria, sin más que pensar se dirigió a gringotts, para completar el trámite para declararlo Lord Pendragon, el cual fue sorpresivamente rápido, solamente firmo un pergamino y ya estaba, tras la firma del documento, Harry fue con Griphook.

-Señor Potter, eso es todo, usted puede tomar posesión del anillo de la casa Pendragon – Griphook le dio un anillo dorado con un círculo de hecho de pequeños rubíes, dentro del circulo se encontraba la cabeza de un reptil negro, con ojos de esmeraldas, Harry se puso el anillo en su mano, con lo cual se confirmaba su señorío como Lord Pendragon.

-Gracias Griphook, me gustaría que los duendes comenzaran la investigación de los datos faltantes de las casas, pero honestamente no me agrada estar viniendo a cada rato a revisar la información, ¿hay alguna forma de que me transmitan la información obtenida sin que tenga que venir en todo momento? -

-Claro mi señor, tenemos los libros de contabilidad, estos los usan los lores para estar al tanto de sus negocios, pero podemos modificarlos para que tengan la información de sus casas, solo que tardaremos en crearlo, ya que tenemos que vincular cada una de sus casas a un solo libro-

-Me parece perfecto, notifíquenme cuando el libro esté listo, por último, me gustaría visitar la bóveda de Slytherin-

-Claro señor, tenemos duendes ahí en este momento realizando un inventario, por lo que podemos aparecer con ellos en un segundo-

Griphook tomo de la mano a Harry y aparecieron en una enorme bóveda, mucho mas grande que la de los Potter y los Black juntas, una montaña de oro se alzaba mas allá de donde la vista le permitía a Harry, aun así, este no se inmuto ni un segundo, ya que esa bóveda la visito años después de la muerte del señor oscuro, sin embargo, un grito lo saco de sus pensamientos.

- ¡Hey tú, el desnutrido! – Harry miro alrededor buscando la fuente del grito, has que por fin lo idéntico en un cuadro, Harry en ese momento si se sorprendió, ya que cuando visito la bóveda ese cuadro ya no tenía magia. -Te estoy hablando niño, acércate, déjame verte- Dijo con una voz tenebrosa y firme, Harry lentamente se acercó al cuadro.

Cambiando el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora