დchαptєr 4დ

20 6 7
                                    

No había sentido tanto miedo como lo sentía en ese momento.

La puerta no tenía manilla, estaba vacía y lisa, solo la madera de la puerta, pero, se abrió y mientras se acercaba más se abría, se sentía temeroso de lo que pasaba aun así seguía avanzando.

Estaba modo automático en ese momento, algo extraño había en esa puerta y algo extraño estaba detrás de ella.

Se tomó el tiempo como no se lo había tomado antes, cerró los ojos para lo que sea que se iba a enfrentar y entró por completo.

Sus extremidades se detuvieron, por fin.

El aroma era intenso pero a la vez suave.

Todo estaba repleto de ese dulce olor a melocotón.

Abrió los ojos y quedó impactado frente a la imagen frente a él.

Por más que ya la había visto antes, se sentía hipnotizado.

Su cabello caía color oro caía suavemente a los lados de su rostro, su piel tersa y delicada se veía apetitosa a la vista de Yoongi, llevaba sus hombros descubiertos, una fina camisa clara dejaba ver muy a menos sus pezones rosados, el pantalón blanco ancho bajaba hasta sus pies descalzos, el viento agitaba las telas sobre él. Dando un gran espectáculo.

Su rostro era casi el mismo, sus mejillas regordetas y sonrosadas, la sonrisa que lo hipnotizaba estaba allí plasmada, sus ojos marrones lo observaban con diversión, y una suave risa brotó de su garganta.

-Me encontraste, Yoon – dijo mientras le daba la espalda a la gran ventana.

El pelinegro se acercó lentamente, la puerta detrás de él se cerró pero ni cuenta se dio o mejor dicho, no le dio importancia.

A una distancia lo observó repasando de nuevo esa imagen frente a él.

Alzó su mano a la mejilla contraria – Jimin – susurró aun sin creérselo.

-Yoongi... - susurró devuelta, sonriendo como un tonto. Porque así se sentía.

El pecho de Yoongi se apretujó, la calidez nuevamente lo invadió y esa alegría que no sentía desde hace tiempo. Las lágrimas salieron sin avisar y estrechó al chico entre sus brazos. Inhaló su aroma, ese con el que ya estaba familiarizado. Se acercó a su cuello y aspiró haciendo estremecer al delicado Jimin.

La tensión en el ambiente se cargó.

De sorpresa pasó a algo más intenso...

Aun con las lágrimas en sus ojos dejó besos regados por la clavícula del rubio, con esa acción no había marcha atrás.

Jimin lo había estado llamando, él lo había entendido y encontrado.

Ahora que lo tenía al frente no lo iba a dejar ir.

Ahora que lo tenía al frente no lo iba a dejar ir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ᴘêssᴇɢᴏ [ʏᴏᴏɴᴍɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora