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Yoongi despertó temprano, enjuagó su cuerpo y se colocó el uniforme. Haría ese examen costase lo que costase, se había preparado para pasarlo a como diera lugar.

Salió de su humilde hogar y caminó por todo el lugar hasta el reino, saludó a algunas personas que se encontraba en el camino hasta que llegó al centro, donde una larga fila se veía para realizar el examen.

Por suerte, la fila agilizó y no demoró horas como temía que sucediese.

Al entrar por el dichoso túnel que conectaba la entrada con el reino no dejó de admirarse, apostaba a que los materiales eran sólidos y además de eso lujosos.

La cantidad de hombres que querían realizar el examen rondaba por los 200 probablemente.

Llegaron después de un recorrido a una sala exageradamente grande, con unas gradas a los dos costados y en el centro una serie de circuitos y obstáculos se extendían a lo largo tendiendo como final una gran mesa donde estaban, lo que supuso eran los magos, frente a un cajón oscuro.

-¡Están todos! - se escuchó una voz ajena.

Uno de los magos dio un paso al frente - Bienvenidos todos los habitantes dispuestos a realizar el examen de admisión a la Guardia Real. Entrarán hombres preparados, sin miedo a la muerte, ni al mundo. Se enfrentarán a monstruos terribles, todo por el bien de la nación. ¿Están listos?

-¡Sí! - respondieron los hombres.

-Para ser parte de la guardia será algo muy sencillo. Deberán pasar el circuito y los obstáculos en el menor tiempo posible, lo harán de 5 en 5, el primero que llegue deberá acercarse al cajón donde los magos estudiarán sus habilidades y finalmente se aprobarán.

"Ridículo" pensó Yoongi.

Se enfrentarían a monstruos pero la manera de ingresar a la muerte era completar un circuito y meter la mano en un cajón, de allí se elegiría si entras o no.

Vaya examen.

Detrás de los magos había tres puertas grandes, cada una se encontraba a una buena distancia de la otra.

Los hombres empezaron el circuito, arrastrándose, sosteniéndose y escalando. Luego caían y debían mantener el equilibrio, disparar y pelear espada a espada con los espectros que aparecían.

Parecía una jugada, pero ciertamente no lo era.

Poco a poco quedaban menos hombres, unos salían heridos y no pasaban la prueba, otros terminaban inconscientes siendo sacados con ayuda del circuito. Al llegar al cajón unos iban a la derecha y otros a la izquierda. Lo extraño es que nadie sabía quién quedaba y quién no.

Las manos empezaron a temblarle.

No podía cometer un error.

No se lo perdonaría jamás en la vida perder esta oportunidad.

Pasó adelante cuando fue su turno. Y como un depredador viendo a su presa inició el circuito. Corrió hasta que los músculos de sus piernas dolieron, se aferró a cada cuerda con electricidad, saltó como nunca antes lo había hecho, escaló como si lo viniera persiguiendo el mismo monstruo de ese día.

De esa vez.

Disparó al punto y cortó a todos aquellos que se le atravesaron.

Llegó frente al cajón sudando y con el alma a los pies, sus palmas estaban rojas por las cargas eléctricas que las sogas soltaban, sentía aun los espasmos en su cuerpos por los choques, sus músculos se sentían entumecidos, aun así se mantuvo firme, o por lo menos, medio firme.

ᴘêssᴇɢᴏ [ʏᴏᴏɴᴍɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora