Hay algo en tus ojos que me hipnotiza.
Insignificante y como un don nadie me pierdo completamente en tu mirada, que cual dos preciosas lunas encandilan la oscura noche mientras yo me sumerjo en lo más oscuro y profundo del océano,
deseándote más y más, como si no existiese un límite, como si en absoluto te importara.Transgrediendo cualquier regla, no hay parates que puedan detenerte, no hay nada en este mundo que a ti pueda limitarte.
Estoy a tu merced, pues es a ti a quien completamente me entrego.Triste, podría decirse que incluso es poco sano, aquella locura tan enajenada la cual poseemos como propia, la demencia insensata de lo que sea que conseguimos ser, lo que sea que intentasemos poseer.
Solo un tonto podría suspirar de esta manera, pero este tonto es débil y no basta más que ver la forma en la que me pierdo en el suave y delicado toque de tus manos, el tranquilizador roce de tus palabras, como para saber que estoy, ante ti, completamente rendido.
cinco, veinte, treinta y tres, los minutos pasan y los segundos se ahogan en ellos cual insignificantes gotas de lluvia cayendo al inmenso mar.
Así como las saladas gotas que descienden de tus ojos han de enloquecerme, los segundos parecen haberse complotado en mi contra, apilandose sobre mí uno a uno, unidos con el único objetivo de sofocarme.
Quizás, tan sólo quizás, estoy perdido.
Mas si tu amor ha de ser mi perdición, entonces, mi amor, en ti confío.
23/04/21