Luego de jugar por horas ajedrez, damas, y aburrirnos de comer y estar sentados observando por la ventana al campo que siempre parecía el mismo, el tren se detuvo. Eran las siete y quince de la noche pero el sol aún iluminaba débilmente la ciudad principal. Cuando bajamos del tren corrimos, escapando de toda la gente que nos rodeaba, Natasha sujetaba con fuerza el sombrero sobre su cabeza para que no se le cayera, y yo llevaba el tapaboca, bajando la cabeza para que nadie me viera.
Salimos así de la estación del tren.
Aunque sabía que no tenía que detenerme mientras caminábamos, la imagen de la ciudad y las luces que recién habían sido encendidas, convertían al lugar en algo mágico, atrayente. Me detuve a admirar a Illéa, las tiendas estaban abiertas, habían muchas cerca de la estación y los viajeros entraban y salían con bolsas en sus manos. Quise ir a ver un par de tiendas, pero la mano de Natasha agarró mi hombro y me detuvo.
—Recuerda para que estamos aquí. —dijo—Luego tendrás tiempo para hacer turismo.
Suspiré. Ella tenía razón, si todo salía bien podría explorar Illéa cuando quisiera y cuanto quisiera. Mi prioridad ahora era ir al castillo y hablar con Aspen... Hablar con mi padre. Aunque no sabía exactamente cómo dirigirme a él. ¿Qué le diría? ¿Está bien que le diga directamente que soy su hijo? Él no me conoce y yo no lo conozco, ¿qué sucederá si no me cree?
Ahora que estaba en Illéa me hacía un montón de preguntas, tenía nervios, lo sentía en cada parte de mi cuerpo, como la primera vez que hice un discurso ante el pueblo de Tantum.
Quizás esto era peor.
Froté mis manos y miré nervioso a Natasha, ella me devolvió la mirada y sonrió poniendo su puño en la boca de manera graciosa.
— ¿Y bien? ¿Cuál es el plan? —preguntó Natasha girando ligeramente hacia mí.
— ¿El plan?
—Claro, entrar al castillo no será fácil. Sé que no has visitado hace años Illéa, se podría decir que desde que eras un bebé, y en una de tus recientes entrevistas mencionaste que conoces Illéa solo por las ilustraciones de un libro. No pensarás entrar a la fuerza, ¿o sí? Pero con tus habilidades creo que no habría problemas, podrías inventar cualquier situación, tienes una habilidad para las palabras increíble.
Era sorprendente la cantidad de información que ella tenía sobre mí, tanto que daba miedo. Debía tener más cuidado con ella a partir de ahora.
—Bueno, pensé en pedir un permiso especial, o puedo pagar para entrar.
—Es cierto, el rey Alfonso pide una buena cantidad de dinero para pisar el palacio. Pero, ¿y si en este castillo no puedes entrar con dinero?
—Encontraré la manera.
—Y una vez estés ahí dentro, ¿irás a buscar a tus padres y les dirás: Hola, yo soy su hijo, sé que es difícil de creer pero es verdad, mucho gusto? —levantó una ceja y se cruzó de brazos.
Realmente no me había parado a pensar en la forma en que se los diría, es probable que decirles directamente no fuera la mejor opción, pero, ¿qué otra opción tenía? Hace unos días creí que mis padres vivían en Tantum, ahora sé que mis padres viven aquí; ahora estoy pisando su tierra y respirando el aire de Illéa, estoy más cerca de ellos de lo que jamás estuve. Una parte de mí quería correr y gritarles a mis padres que yo era su hijo, pero otra parte dudaba, porque no sabía si ellos me aceptarían como soy y no estaba seguro si todo mi pasado podría ser olvidado, especialmente por las personas que me criaron o por las que me acompañaron durante toda mi vida.
«Mamá y papá...» pensé «¿realmente soy el hijo de mamá y papá?»
—No. —le respondí—No puedo decirles directamente. Primero quisiera acercarme a papá y conocerlo, también a mi madre.
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El heredero
Teen FictionHistoria basada en La Selección. Algunos personajes no son míos, son de Kiera Cass. Historia ambientada después de La Corona. Un joven príncipe, heredero de un reino que sufre por culpa de su padre y que él ha prometido ayudar, descubrirá un terribl...