CAPÍTULO 20

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Después del desayuno, mis padres se pusieron sus uniformes mientras yo los esperaba en la puerta para regresar al castillo. Anoche no habíamos estado mucho tiempo despiertos porque debíamos levantarnos temprano, mamá había desocupado la habitación de invitados lo más rápido que pudo con un par de incidentes como cajas con ropa cayendo al suelo o la escoba de madera rompiéndose a la mitad, y me permitió dormir ahí; mientras ella limpiaba yo hablé con mi padre, contándonos varias anécdotas de nuestras vidas en los dos países.

—Y todo fue un malentendido porque en ese momento ya estaba enamorado de Lucy. Si los rebeldes no hubieran atacado ese día Maxon no se habría casado con América.

—Sí, leí sobre el ataque en un libro, jamás imaginé que la reina América habría pasado por tanto ese día.

—Ni te lo imaginas. Pero al final todo resultó bien para ambos. Aunque... —la sonrisa que había mantenido durante toda la conversación desapareció repentinamente—tuve miedo ese día, hubo muchas muertes por el ataque, temía por Lucy, si algo le hubiera pasado yo jamás me lo hubiera perdonado. Ya había perdido a alguien una vez y no quería perderla a ella, especialmente a ella. Amo a tu madre Simon, estoy irremediablemente enamorado de ella.

Volvió a sonreír, y esta vez me miró fijamente a los ojos.

—Te daré un consejo hijo. —juntó sus manos—Ahora eres el hijo del general de Illéa, y anteriormente fuiste un príncipe, quizás aún lo eres. Habrán muchas tentaciones en tu vida, y si pierdes ante una de ellas podrías perder a Natasha para siempre. La amas, ¿verdad?

—Más que cualquier cosa.

—Entonces te lo vuelvo a decir, no caigas ante esas tentaciones, así esta fuera una mujer o la sensación del deber como hombre protector, si ella está contigo es porque se enamoró de este Simon. —señaló con un dedo a mi pecho—Puedo darme cuenta cómo es Natasha, no necesita de un caballero que la salve, ha pasado por muchas cosas, es fuerte; no trates de privarle sus gestos, si quiere gastar su dinero para regalarte algo deja que lo haga, si quiere cocinarte algo y llevártelo hacia la habitación, déjala, tú serás feliz si ella es feliz. Y, lo más importante de todo, —suspiró y bajó el brazo—no le rompas el corazón.

«Nunca lo haría.» era lo que quería decirle, pero mamá había interrumpido en la sala diciendo que mi habitación estaba lista. No hablé con mi padre después, solo nos dijimos buenas noches y nos fuimos a dormir.

Ahora estábamos en la entrada del castillo. La puerta se abrió lentamente, y lady América nos estaba esperando detrás de esta.

—Qué bueno que ya están aquí. —dijo juntando sus manos y sonriendo—Hemos tenido muchas ideas para la fiesta de bienvenida pero no nos hemos decidido. Necesitamos tu ayuda Lucy, y a ti también Aspen.

— ¿Dónde están?

—En el salón de reuniones.

—Hoy desayunaron más temprano. —mamá comenzó a caminar junto a su amiga.

—Después de lo que pasó anoche todos hemos estado emocionados por la bienvenida. Y realmente necesito su ayuda, Maxon no ha dejado de proponer ideas y, en realidad, ninguna es buena. —suspiró—Necesito que lo distraigas Aspen, sabes cómo se pone cuando se trata de una fiesta.

—Lo sé. "Si no es perfecto entonces el festejado no estará feliz, América, tenemos que hacer algo de inmediato." —dijo imitando a su amigo.

Los tres rieron, mirándose entre sí sin necesidad de ver por dónde caminaban, pues se sabían el camino de memoria.

—Casi se me olvida. —América se detuvo y se giró hacia mí—Eadlyn quiere verte Simon, dijo que es un asunto importante. Está en su despacho.

El herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora