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Aokigahara es un bosque espeso y tupido, ubicado a los pies del majestuoso y emblemático Monte Fuji. Sin embargo, su fama no radica en sus bellezas naturales, sino que se debe a que es el último destino de cientos de personas cada año. Este bosque oscuro se ha convertido en el lugar preferido para los suicidas y cada uno de sus rincones alberga recuerdos, pertenencias, notas, muchas sogas y objetos utilizados para la muerte. Nadie sabe a ciencia cierta cuántos cadáveres quedan perdidos en el área, pero todos saben de los espíritus terribles que habitan el lugar y dan cuerpo a esta leyenda de terror real.

El bosque de Aokihagara es el lugar más embrujado de Japón, pues alberga las almas de todos aquellos que decidieron quitarse la vida. Son Yurei, espíritus malditos que no han terminado su misión en este plano y se mantienen atados a los árboles del bosque que atraen a nuevos suicidas y no les permiten escapar. Por miedo a estos espíritus, aquellos que no están seguros de querer morir atan cintas a través del camino para poder encontrarlo de regreso, en caso de que se arrepientan. Estos coloridos caminos marcados por hilos siempre llevan a un cuerpo colgado de un árbol, a una tienda con un cadáver putrefacto dentro, a una nota suicida o, incluso, a objetos maléficos dejados para maldecir a otra persona.

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Apenas comienza el imponente bosque, es posible encontrarse con letrero grandes con mensajes tales como «Reconsidera», «Habla con alguien de tus problemas antes de decidir morir» y «Piensa en tu familia. Por favor, busca ayuda y no atravieses este lugar solo». El ambiente es tétrico, silencioso y es por ello que se considera perfecto para morir, pues la vegetación ahoga todo el ruido del exterior; no puedes escuchar los gritos de los otros y nadie puede escuchar el llanto. Hay leyendas que dicen que el centro de esa montaña está hecho de metales que evitan que funcionen las brújulas y GPS. Nadie sabe a ciencia cierta cómo empezó la maldición de este lugar; muchos dicen que en los tiempos de guerra los niños débiles y ancianos de las familias más pobres eran abandonados allí para que muriesen. En pleno siglo XX el bosque fue mencionado en una novela y en un libro, llamado «Manual para el Suicidio».

El bosque de Aokigahara engulle cientos de personas todos los años, pocas logran salir de allí con vida. La mayoría encuentra el final colgados de una soga (el método más popular y rápido) o con una botella de agua y muchas píldoras para dormir, proceso que toma un día entero de agonía en medio de la soledad y el sepulcral silencio. La mayoría de los cadáveres son encontrados años después, pero muchos nunca abandonan el lugar. El bosque traga personas y escupe los huesos.

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Si deseas pruebas de una de las leyendas de terror reales más escalofriantes, puedes ver el documental hecho por Azusa Hayano, un geólogo que estudia el Monte Fuji y que se dedica a recorrer el bosque de Aokigahara para disuadir a potenciales suicidas y encontrar cadáveres. Si eres una persona sensible, te recomendamos no ver el vídeo, pues contiene imágenes muy crudas y aterradoras:

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