Algo me estaba haciendo cosquillas por la cara, al abrir los ojos me topé con Calcetines, él cual estaba caminando por mi cara como si de una pasarela de moda se tratase.Decidí mirar el despertador, quedaba un minuto para que sonara la alarma.
—Vaya por dios—me estiré apartando a Calcetines de mi cara.
De golpe el olor a café y tostadas inundaron mis fosas nasales.
Se me había olvidado completamente que Dianne estaba en mi casa, me levanté de la cama y apague la alarma.
Fuí al baño para lavarme la cara y ya luego de eso por fin pude ir a la cocina encontrandome con la imagen de Dianne bailando mientras acababa de preparar el desayuno.
—Menos mal que el señor Robinson no es de quejarse por el ruido—mientras ésta estaba distraída le robe una tostada.
—Eh deja eso—me dió un manotazo el cual hizo que se me cayera la tostada de la mano.
Después de desayunar, mientras teníamos una conversación algo monótona sobre el trabajo, nos vestimos con la ropa adecuada para trabajar.
Ya que teníamos unas normas de vestimenta que eran; una camisa blanca con unos pantalones negros, zapatos preferiblemente negros.
Más básico que la ropa de Springfield
En eso te doy la razón conciencia.
Hoy hacía un día bastante nublado, parecía que iba a llover, me gustaban los días lluviosos pero odiaba ir a trabajar cuando llovía. Cogimos un paraguas por si acaso y fuimos a la oficina.
Antes de entrar, decidí mandarle un mensaje de texto a Jowy para decirle que hoy comíamos juntos, tenía que contarle un par de cosas.
Estaba con mi portátil mandando un gmail.
Sigo sin saber nada de ellos en cuanto me entere de algo, te aviso.
Cuando de repente escuché unos pasos acercándose, rápidamente cerré el portátil al ver la rubia melena de Dianne asomarse.
—Que hacías? —me preguntó ésta mientras veía como fruncia el ceño.
—No te lo puedo decir, se trata de tu regalo de cumpleaños—le mentí pero parecía creérselo.
Me sentía mal por mentirle, pero no la iba a involucrar en esa mierda, ella es muy importante para mí y si se entera estará en peligro.
—Ya te dejé claro la última vez que sacamos el tema que no me hacía falta ningún regalo, con tu compañia me vale—me dijo abrazando me, de tal forma que me estaba quedando sin aire.
—Dejame lo a mí, ese día te lo pasarás como nunca en tu vida—le asegure recobrando la compostura.
Su cumpleaños era la semana que viene, el jueves en concreto. Hacía mucho que no celebraba su cumpleaños de forma correcta y siempre me dice que odia su cumpleaños, así que intentaré que este año sea distinto.
Para eso estaba yo, para hacer que el día de su cumpleaños no sea su día más odiado del año. Estar mal el día de tu cumpleaños es el peor sentimientos del mundo.
Cuando ésta volvió a su escritorio, volví a abrir el portátil para continuar escribiendo.
Quiero el dinero antes del jueves, no hagas preguntas, es urgente.
Después de esa mañana el día transcurrió normal, de hecho si que empezó su llover y menos mal que cogí paraguas.
Me dirigí a la cafetería de Jowy, que además de servir cafés, cocinaba de una manera que tus papilas gustativas se derriten de placer.
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Nimio
RandomDe repente me miró confuso -¿Quién le pone un nombre tan ridículo a su cámara? Es más, ¿Quién le pone nombre a una cámara? -Ey, no es ridículo-me quejé. -La iba a llamar Patricia, pero me decanté por Patata. Ya sabes, por eso de sonreír-Vale, pens...