8. Amar o no ser amado, esa es la cuestión.

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Migami. Actualidad.

No es por presumir o para joderte la existencia o para darte horribles expectativas de la vida misma. Pero la gente no se enamora todos los días. Incluso, no siempre amamos a alguien al final del día. Hay una gran posibilidad de que solo haya una persona en este mundo. Y que o esta persona te conozca y os améis y todos fueron felices y comieron perdices, o el sentimiento no es recíproco y coges una depresión, comes helados en el salón de la casa de tus papás hasta el día en que lo único que queda de ti es una lápida que pone: «Existió».

Luego están los que tienen un alma gemela pero nunca conocen. Y más, más alejados, en un rincón de este mundo lleno de lo que llamamos 'amor', están aquellos que se conocen y llegan a sentir ese efímero sentimiento que te llena por dentro,... pero que solo dura poco tiempo. Que no te da tiempo a saborearlo por completo. Como un helado que se deshace con el calor que emana del sol. Solo que el helado es tu otra mitad, y el sol es el tiempo arrebatándote lo más preciado que has tenido en la vida.

He vivido muchas cosas. He visto cosas que no debería de haber visto. He sentido cosas que no debería haber hecho porque eso me ganó un puñetazo en el corazón que lo dejó resquebrajado.

Y al final de la ruta, el problema no fue recomponer ese corazón, fue donde encontrar las piezas. Saber dónde cayeron y cómo hacer que las partículas minúsculas vuelvan a entrelazarse unas con las otras.

Por esa razón, cuando digo que no soy estúpida, y que el pasado me enseñó a lidiar con mentirosos de primera calidad, es en serio. Sé que Nick no es estúpido, que su faceta de chico malo pero tímido no me engaña. Lo noto en la manera en la que aprieta los puños a los lados de la cintura y se fuerza a mantener la compostura a mi lado.

Los mentirosos son los únicos capaces de descubrir a otro mentiroso. Son manadas que saben distinguirse entre la multitud. Llevamos la marca en la frente, y solo nosotros somos capaces de verla.

Sé que soy una amenaza para él. Y eso me gusta. Me gusta sentir a la gente amenazados por mí. No soy una santa que vaya soltando mentiras de ser lo contrario. Voy de frente, jugando con las verdades y manipulando las mentiras hasta dejarlas desnudas.

Soy el diablo ataviado en vestidos de Versace. Me gusta que me vean. No obstante, que vean lo justo, porque más allá puedo asustar.

—¡Por fin!—pegó un leve chillido de satisfacción Alma, la psicóloga de aquel extraño grupo—. Ahora sí, podemos continuar con nuestra sesión. Nos quedan dos horas aproximadamente, chicos.

—Justo lo que necesito.

Nick me miró en cuanto susurré aquello. Quedó en claro que me había escuchado. Tampoco había pensado haberlo dicho lo suficientemente bajo para quedarse en el olvido. El hecho de que estuviese atento a mis palabras solo me confirmaba mis sospechas.

Quiere matarme pero está aguantando las ganas.

Seguramente su mente esté gritando en una especie de mantra: «Sabe mucho. Debo derramar toda la sangre posible para hacerlo lucir como un accidente.»

Me senté en mi asiento y Nick hizo lo mismo. Hubo una serie de leves murmullos entre algunos miembros del grupo, quienes compartían opiniones de quién sabe qué.

—Como iba diciendo...—comenzó la chica de cabello anaranjado.

—Debo terminar la historia—le aseguré, no dejando que me llevase la contraria.

—Pero, la sesió-

—Oh, vais a querer saber qué es lo que ocurre—señalé rotundamente. Tomé un mechón de mi cabello claro y lo ubiqué tras mi oreja.—Margaret,...

Migami ®+18 [En progreso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora