Freneza; Policía número 2.
Margaret.
La alarma saltó. Un preso había hecho un intento de fuga. Así es como empezó. Así es cómo llamó mi atención.
«Dando la nota desde el primero momento», pensé.
Me encontraba en la sala del vigilo de las cámaras mientras que tomaba un café recién hecho. Cuando varios de mis compañeros salieron corriendo hacia la sala norte donde había intentado escapar el preso, me levanté de mi asiento. Dejé el vaso en la mesa junto al ordenador (muy poco seguro, por cierto) y me apresuré a bajar a ayudar a mis compañeros. Acabé yendo en solitario teniendo en cuenta que era de día y la zona oeste estaba más desierta de prisioneros que de costumbre.
El policía Pedro Robnick me aseguró que él me avisaría en caso de que cambiase de dirección a través del walkie talkie. Mantuvo sus ojos fijos en la cámara mientras partía.
Todo fue muy rápido. Corrí escaleras abajo y me dirigí hacia la zona norte de la prisión. Observé una sombra hacer esquina más adelante. Eso me dio ánimos a seguirlo con más agilidad. Casi le tenía. Podía detenerle antes de que alguien más lo hiciese o escapase. Pero también me resultó bizarro que pasase cerca de una entrada donde podían encontrarse muchos policías adentro.
Observé cómo salió por la puerta trasera en casos de emergencia, que no estaba cerrada con llave y fui tras él. Me estampé contra la puerta pero en seguida la abrí y le seguí cada paso. Su cabello rubio y su traje amarillento me facilitaron el persecución a plena luz de la noche.
Me apresuré y en seguida vi el cabello rubio del preso 273 frente a mí. Justo cuando creí que saltaría la valla del exterior, vi como se paraba frente a ella y elevó su cabeza hacia el cielo. Y lo más extraño ocurrió. No gritó, no saltó, no escapó. Rió.
Eso me hizo ponerme en guardia. No dejé que su peculiar reacción me parase. Se dio la vuelta y vi como su sonrisa se ensanchaba. Sus ojos celestes se convirtieron en una especie de adicción para mirar. Eran grandes, serenos... no, salvajes. Eran muy atractivos y absolutamente incasables de observar. Un brillo se reflejó en sus ojos. No tenía ningún arma a diferencia de mí. Posicioné mi pistola al frente, en señal de amenaza. Los ojos celestes del preso 273 contenían un atisbo de diversión cuando detalló mi arma apuntándole a la cabeza.
—No se mueva, —amenacé—tengo un arma y va a ir de vuelta a su celda.
—Ya lo sé —sonrió. Parecía muy tranquilo, sobre todo teniendo en cuenta que se hallaba en un intento de escape que le iba a costar caro.
Internamente pensé, «Si te vas a rendir tan fácilmente, ¿por qué arriesgarte a que te condicionemos a los castigos post-intento de huida de la cárcel?»
Arrugué mi entrecejo. ¿Quién era este tío? ¿Acaso estaba loco?
Elevó ambos brazos al aire mientras que me observaba a los ojos. Tomé la oportunidad de coger mi pistola con una mano y avisé a mis compañeros de la ubicación exacta del preso mediante el walkie talckie.
—Preso 273 está en el patio exterior del ala norte. Repito, patio exterior del ala norte. No lleva armas a la vista y se ha rendido...—mi voz se me trabó cuando observé cómo huyó. Cogió tal rapidez que casi me pilló desprevenida. No me dio tiempo de devolver mi walkie talkie al sitio correspondiente y este rindió al suelo. Me despreocupé por recogerlo y fui tras él.
Tomé velocidad e intenté trazar el camino que había tomado, en dirección al otro lado del edificio; en el patio norte, que se hallaba vacío a estas horas de la noche. No utilicé el arma como debería de haber hecho cuando noté sus músculos moverse. Vi que se dirigía a otra esquina. Después de eso le perdí. Pasé a un ritmo tranquilo pero con el arma en mano. Cada uno de mis pasos me tensaba más por momentos porque no sabía por dónde vendría, y menos con qué intenciones.
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Migami ®+18 [En progreso]
Mystery / Thriller«Prometida es mi muerte porque soy el blanco de un cupido vestido de negro.» Migami, que la locura irrumpa...🔥 ~Sinopsis dentro de la historia~ Migami. No es sólo una persona. Freneza. No es tan solo un caso. Margaret, una policía de cárcel, tendr...