La Historia De Freneza. Margaret.
Siento la vergüenza recorrer en mis venas. Me rebajé hasta llegar a su altura y caí en su trampa. Me odio por ello, y no sé qué hacer para dejar de hacerlo.
«Podrías empezar por olvidar que él no es tu maestro ni tú su sumisa, por ejemplo» me reclamó mi consciencia.
Respiré profundo. Giré mi vista a mi alrededor y observé cómo salían de uno en uno de la oficina del alcaide Nathaniel. Hombres ataviados en trajes elegantes salían en fila de la sala de reuniones.
Era el día tres tras el intento de fuga del preso 273. El día tres en el que mi mente no dejaba de procesar toda la información. Y todas las preguntas sin respuestas, más bien. Andaba buscando en los lugares equivocados. Pero esta vez estaba convencida de que él podía tener algo que ver. Además de que Cheyn había apuntado en su dirección, yo hacía tiempo que sospechaba de sus últimas actitudes en cuanto a mí y el trabajo se refería.
Observé al último hombre con camisa azul y chaqueta remangada hasta el hombro, los brazos en jarra y la mirada concentrada, dirigiéndose hacia Nathaniel, quien escuchaba atentamente a lo que estaba diciendo el hombre. Éste tenía el comienzo de una capa de sudor sobre su frente, el color castaño de sus ojos se tornaban un color miel con el reflejo del foco de luz a pocos metros sobre él.
Vestía una camisa gris oscura y corbata negra que estaba un poco desabrochada, cualquiera hubiera dicho que de estrés o del calor de la habitación. Ambas podrían ser una opción razonable. Sin embargo, la primera optativa ganó en cuanto su rostro se tiñó de un tono lívido cuando las siguientes palabras del que le acompañaban terminaron de pronunciarse. Él asintió levemente, de una manera casi imperceptible.
Finalmente, el hombre apoyó su mano sobre su hombro y le dio un apretón que resultaría ser acomodador si no fuese porque fue el mismo que lo dejó sin las vitaminas de la mañana. Le dio otro sutil golpe sobre el hombre y se despidió. Nathan no contestó, simplemente se ciñó a asentir y tragó saliva cuando éste se largó. En seguida que se dio cuenta de mi presencia en el marco del pasillo, se dio la vuelta, no sin antes hacer un gesto con la cabeza, haciéndome saber que podía cruzar la puerta y cerrarla tras la salida del hombre, quien me sonrió levemente cuando partió de la misma manera que había entrado.
Repasé con la mirada a Nathaniel y me fijé que no tenía ningún parecido a Cheyn. Que su cuerpo se movía rígido y estresado, mientras que el del otro era pasivo y humorístico, sin problemas con la vida que llevaba en la cárcel. Lo cual causaba contrariedad.
Sus rostros eran totalmente contrarios. No en cuanto a belleza, porque ambos eran hombres agraciados. Uno era castaño, con una mirada madura y frígida, y por otro lado, estaba aquel de cabello rubio brillante y mirada salvaje, verde y retadora.
—¿A qué viniste?—inquirió inmediatamente de haber cerrado la puerta.
—A devolverte esto—saqué la tarjeta de mi bolsillo como si de un simple objeto sin importancia se tratase. Este puso los ojos como platos y lució como si quisiera arrancarme la cabeza del sitio.
Sus manos se formaron como puños a ambos lados de sus costados y sus cejas se fruncieron.
—¡¡Estuve toda la jodida mañana buscándolo!!—me recriminó molesto—. ¿¡Cómo se te-
—¿Hay algo más que me quieras decir?—dije entonces, interrumpiendo cualquier intento de discurso lleno de ira y maldiciones y expresiones que únicamente reclamarían mi vida por mis semejantes 'estupideces'.
—¿¡Yo!?—aulló—¿A ti? ¡Estás demente! ¡Eres tú la que debe decirme qué carajos hacías con mí tarjeta por al menos veinticuatro horas! ¿¡Estás buscándote un despido!? ¿¡Es eso!?
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Migami ®+18 [En progreso]
Mystery / Thriller«Prometida es mi muerte porque soy el blanco de un cupido vestido de negro.» Migami, que la locura irrumpa...🔥 ~Sinopsis dentro de la historia~ Migami. No es sólo una persona. Freneza. No es tan solo un caso. Margaret, una policía de cárcel, tendr...