Me tomó 30 minutos llegar a mi destino momentáneo, estaba mareada y me dolía la cabeza de tanto llorar, no estaba segura de si las personas me notaban y no me importaba, me sentía tan patética como invisible.
Fuí a sentarme en uno de los bancos que rodean la fuente de la plaza, caí pesada intentando hacer acopio a cómo (una vez más) perdí lo poco que tenía.
El transcurso de la mañana había sucedido con tal normalidad que lo menos que me pensaba era que a las 10 de la noche de mi cumpleaños número 20 me encontraría durmiendo en la calle.
Sola.
Había despertado, ido a trabajar en el kiosko de nuestro edificio, el único lugar en donde aceptaron que trabajara, ya que aún no me dan mis papeles. Y teniendo en cuenta las condiciones en las que llegué a este país no es tan fácil para mí ser legal. Hoy había sido un día "normal", y está noche es todo menos normal.
- 2 de Octubre, Día.
Mario, el señor que me había aceptado en su hogar durante las últimas 5 semanas no se encontraba a la hora del desayuno, normal, teniendo en cuenta que era abogado en una gran trasnacional, y le urgía estar temprano laburando. Por lo que simplemente hice mis necesidades y bajé los 11 pisos que me separaban de la tienda de víveres de la señora Carla, lugar en donde (como todos los días, de lunes a viernes) estuve 10 horas trabajando, deseando la pobre paga que al final del día me daban, 15 dólares los cuales por primera vez pensaba gastar completamente en la celebración de mi cumpleaños.
Hoy 2 de Octubre luego de mi trabajo, iba a celebrar conmigo misma mi cumpleaños número 20.
Salí del trabajo a las 5, luego de cerrar caja, ayudar a la señora Carla a cerrar la tienda y recibir mi paga.
Tenía conocimiento de un mercado popular, en donde podía conseguir las cosas que necesitaba a mitad de precio, por lo que agarré el metro para bajar 5 estaciones después, había retraso, tanto que comprar las cosas me tomó 2 horas. A las 7 ya me encontraba en casa, y como el señor Mario no estaba aún aproveché para tomar una siesta, él suele ser muy... Agresivo, aunque dudo que esa palabra sea la correcta me costaba a veces estar en paz en la habitación. Por ello 1 hora después me alegré al ver que me despertó la alarma y no su presencia.
Estaba muy emocionada y feliz.
Sería la primera vez celebrando mi cumpleaños lejos de mi familia, recuerdo cómo mi mamá parecía emocionarse más que yo. Era el gran evento. Y hoy estaba intentando celebrarlo por mi parte.
Me levanté de la cama y el tiempo pasó entre la preparación de una pequeña torta "Red Velvet" la cual hice por recomendación de una encargada en el mercado, preparé un pequeño cóctel que tampoco conocía llamado mojito, y además hice una pequeña decoración en mi cuarto, con globos y unas cintas de papel que se veían bonitas. Todo pequeño y sencillo, como yo.
De verdad estaba feliz, me había puesto como objetivo no pensar en nada malo hoy, y recordar cual era mi motivo para sonreír hasta el momento, recordé a mi familia, a mis amigas y a la comida de mi abuela.
Recordé lo bueno del pasado.
Pensé en lo lindo que son las calles aquí, el clima, y algunas personas como la señora Carla.
Recordé lo bueno del presente.
Mi ensoñación, había sido tal, que no me había dado cuenta que el señor Mario había llegado a casa, no noté su presencia hasta el momento en que sentí el olor a... ¿Alcohol?
¿Había bebido?
Levanté la mirada y vi que eran las 9:30PM en el reloj de la pared ¿Por qué el señor había regresado tan tarde? Era tan inusual en el como el hecho de que llegara oliendo a alcohol, y peor aún, que estuviese tan cerca de mi.
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Dime ¿Hasta cuándo? | El Refugio #1
Não FicçãoEsta es la historia de Lia, una migrante que se encuentra desterrada en el primer mundo, donde por su condición aún no puede ser libre... aún. Huyendo de su país natal en búsqueda de oportunidades y esperanza, intenta llevar adelante lo que sería su...