3

8 1 0
                                    

CAPÍTULOS NUEVOS CADA MARTES Y VIERNES

Holis, si esta es tu primera vez aquí bienvenid@. Estoy pensando en abrir mis propias redes y poder compartir con ustedes contenido exclusivo de esta y otras historias que están por venir. Qué tal?

Ahora sí, vamos con la historia.

____________________________

El agua está cristalina, tan cristalina como puede ser en esta parte del mundo. Con un aroma a humedad y frescura arrastrado por una ligera brisa que descubre mi cara y cuello de mi larga cabellera. Libre. En un día como hoy, estando en mi hogar sin ningún tipo de compañía masculina (por fuera de mi familia).

Miro a la lejanía en la desembocadura del Río Surandey preguntándome si ese es el camino a mi Libertad.

Libertad.

Una palabra muy difícil de escuchar hoy en día, donde se prohíbe en la mayoría de la población, sobretodo en las mujeres. Haciéndola mítica, inexistente, como un cuento de ciencia ficción.

- Hola Pryaka - Sonrío al escuchar la voz de mi hermano mayor.

- Hola Pyot - Le respondo cuando se sienta junto a mí, en el borde del muro de piedra de cara hacia la espesura del Río.

- ¿Sabes que no deberías estar sin tu Hiyab a plena luz del día? - Pregunta mi hermano con un tono jocoso, mirándome de lado cuando la sonrisa que tenía desaparece de mi cara.

- ¿Sabes que estoy en mi hogar? - Interpelo ya sin el buen humor que me había dado la mañana.

- Hogar o no, entiendes que puedes meterte en problemas, o peor, meter en problemas a Baba. Sabes lo mal que él se los toma cuando tiene que ver con nosotros.

- Cuando tiene que ver conmigo, querrás decir - Respondo secamente.

- Basta. No vine a pelear contigo - Suspira.

- Lo siento Pyot, en estos días donde lo único que escucho es lo que me depara el futuro intento aprovechar hasta el último momento para olvidar donde estoy.

- En tu hogar, hermana, estás en tu hogar. Tu misma lo dijiste - Replica un poco confuso

- El infierno que hago llamar mi hogar - Se queda en silencio sin tener nada más que decir. Aunque no hay mucho que decir para lo que pasa en nuestro país y vidas actualmente.

Guerra. Injusticia. Tristeza.

Sí, definitivamente son las palabras que le diría a un desconocido para contarle mi historia.

- Tengo que irme - Dice Pyot después de un par de minutos observando el Río junto a - No te metas en problemas y por favor, ponte el Hiyab.

- Bien - Respondo, sin saber que bajo todo pronóstico, estaríamos cerca de vivir nuestro último momento juntos.

No es exageración cuando digo que mi hogar es un infierno. Desearía creer que mi infortunio es distinguido por la mala suerte. Sin embargo, la injusticia por exclusión y desempoderamiento ha de convertirme en lo que mi Baba menos desea, una hija de la que no se puede deshacer. No podemos llamar a eso mala suerte.

Me coloco el Hiyab y lo aseguro bien, haciéndole caso a las advertencias de mi hermano mayor.

Por poco que lo quiera admitir, él realmente se preocupa por mí. Y aunque se pueda considerar algo obvio por ser su hermana menor, en nuestra comuna lo único que abunda es el interés. El interés de sacarle el provecho a las mujeres de su familia; que cumplan la única razón por la que nacieron (según palabras de mi Baba).

He crecido toda una vida escuchando que debo cumplir mi deber como mujer, que será la forma de agradecerle a mi familia por vivir bajo su techo durante los últimos 19 años; ya que al parecer no valgo para más nada.

Es por eso que la preocupación de Pyot es tan rara como necesaria en mi vida, donde lo único que abunda es el honor y el deber. Y un hombre mantiene intacto su honor, si la mujer cumple con su deber.

¿Por qué? No lo sé. Las construcciones sociales aquí tienen ese estigma desde mucho antes que yo naciera, según la abuela.

Abuela, mi apoyo de cada día. La persona que, junto a mi hermano, vela por que mi Baba no me case con el primer amigo que le pague el valor de mi mano con un grandioso dote.

Una cuestión bastante común casar a las hijas con sus amigos de toda la vida, teniendo en cuenta que el padre de la familia es el que posee las riquezas de la herencia que por años han dejado sus antepasados, riquezas que los hijos no poseen hasta su muerte.

Y aún así mi padre se pregunta por qué no deseo casarme cuando llevo preparándome para eso toda la vida.

Llevo preparándome toda la vida para casarme con la persona que amo, no con un amigo de la familia que me dobla y en algunos casos, triplica mi edad.

Pero eso no lo entiende, y a esta altura de la vida creo que jamás lo entenderá ¿Por qué? Porque es muy fácil ignorar las injusticias cuando tu sacas provecho de ellas en medio de una Guerra.

Me levanto y observo una última vez el Río Surandey.

- Adiós - Sin saber por qué me despido con una sensación vertiginosa que que acompañaría hasta mis últimos momentos en este lugar.

________________________

Como han podido ver este ha sido un capítulo de Flashback, será el puente de conocimiento del pasado de Lia, o querré decir Pryaka(?

Perdón por desaparecer, pero hey. Acomodé mis ideas con esta historia, y por fin estoy preparada para darle el rumbo que necesita.

- Homi

Dime ¿Hasta cuándo? | El Refugio #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora