It's you [parte IV]

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En posición fetal protegió su estómago, le dolía debajo de las costillas, sabía que era un trastorno psicosomático, le dolía el cuerpo porque su mente dolía

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En posición fetal protegió su estómago, le dolía debajo de las costillas, sabía que era un trastorno psicosomático, le dolía el cuerpo porque su mente dolía. Los pensamientos negativos, la imaginación desbordante que no le había dejado dormir, las ideas que surgían una de tras de otra, como en una cadena infinita; rumiaba en su cabeza las palabras de Up, la expresión que tiñó sus facciones, el tono que, después de reproducirlo varias veces, ahora le parecía bastante plano.

¿Quién podría ser esa persona de la que se había enamorado? Quizá la conocía, los últimos días que estuvieron juntos probablemente se la toparon y él nunca se dio cuenta. No entendía por qué le afectaba, tal vez se debía al cambio que había experimentado Up, en lugar de mejorar, entre ellos las cosas se volverían cada vez más extrañas. Más distantes y con menos cosas en común, antes al menos compartían el que ninguno estaba interesado en alguien más, no tenían charlas sobre otras personas, se concentraban en sí mismos, y odiaba que ahora eso cambiara.

Lo de Earth siempre fue broma, el omega le agradó, era tierno y extrovertido, tan contrario a él que se sintió aliviado a su lado, pero nunca pensó en él como algo más. Y Up, le gustaba su compañía, era cómodo, como si pudiera ser él mismo todo el tiempo, sin tener que fingir, ni siquiera cubrir las partes malas.

Debía levantarse de la cama, terminar de pintar y prepararse para recibir los muebles que llegarían por la tarde. Rentarían esa casa, apenas terminar con los preparativos regresaría con su madre, en el departamento que tenían en el centro y que quedaba cerca de la universidad. Él se había ofrecido a arreglarla, ya había cambiado todos los vidrios y las cerraduras, las llaves de agua funcionaban, y la instalación eléctrica estaba intacta desde la última vez que abandonaron la propiedad. Quedaba pintar el exterior, las protecciones y el portón principal, pero dejaría que su hermana se encargara de buscar a alguien para que lo hiciera, él ya había cumplido con la mayoría.

No tenía ánimos, pero prefería mantenerse ocupado para que el resto de sus pensamientos regresara a los oscuros recovecos de su cabeza. Como serpientes arrastrándose en tierra húmeda.

Al final, no tuvo el valor de llevarse algo al estómago, con la boca amarga y el humor por el suelo, se dispuso a pintar con una brocha gruesa. Se había puesto audífonos y el movimiento mecánico de su muñeca le distrajo con facilidad, el sonido del bajo retumbó en su cabeza como lo haría en un cuarto vacío.

Se dejó llevar por la actividad que cuando giró para remojar la brocha, y en lugar de toparse con el bote de pintura, se encontró a Poompat con los ojos bien abiertos, como una especie de venado deslumbrado por los faros en medio de la carretera.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó quitándose un auricular.

—Quería asegurarme que todo está bien entre nosotros —respondió lánguido.

Tenía los ojos rojos y parecía que incluso, había pasado una peor noche que él.

—No te preocupes por eso —contestó sintiendo la necesidad de consolarlo, aunque no estaba seguro de qué.

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