otto

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Al llegar, Harry bajó a su muy ebria hija adormecida, y despertó muy a su pesar a Lisa, ésta abrió los ojos muy despacio y observó todo a su alrededor con confusión.

"Ey, soy yo niña, ya hemos llegado a casa, ¿te puedes bajar sola?" la miró con preocupación.

La joven abrió sus ojos lentamente, frunciendo el ceño cuando una punzada de dolor reventó en su cabeza, no sabia si era por el llanto o la resaca del éxtasis, sentía náuseas y veía medio borroso. Sus músculos estaban agarrotados y tenia la boca seca, no volveria a ponerse esas botas. 

El ojiverde le tendió la mano para ayudarla a ponerse de pie, pero cuando logró hacerlo, siseó por el insoportable dolor en sus pies, tenía ampollas enormes. 

"No te preocupes, sostente fuerte" le pasó una mano por la espalda y otra por sus piernas y la alzó de un solo movimiento. Lisa apoyó su cabeza en el pecho del mayor e inhaló su perfume gastado. 

Caminó hasta la puerta principal y Lisa sintió un enorme alivio al no ver más la luz de la calle. Harry la dejó recostada sobre el sofa y le susurró con suavidad que iba a subir a revisar si Jessiann estaba bien. Entretanto, la menor aprovechó para ponerse más cómoda y se sacó por fin aquellas botas del infierno. Se acostó y cerró los ojos, intentando bajar en su ignorancia de aquel viaje desconocido. Las secuencias de lo sucedido horas antes vinieron en formas de flashes a su cabeza, se sentía sucia, como si toda la mugre de la fiesta se hubiese pegado en su piel. El sudor, la bebida y la saliva. Su cuerpo se puso rigido y su corazon comenzo a latir muy rapido. 

Ducha. Quiero una ducha y un té y que me digan que estoy bien.

Harry sintió desde la planta de arriba un sollozo agudo y una respiración muy agitada, y se apresuro a buscar la aspirina para su hija. Al terminar bajo las escaleras con rapidez y vio a la niña de ojos almendra con los ojos cerrados fuertemente, el cuerpo rígido y la cara roja del llanto. Corrió hacia ella y la agarro de ambos brazos, sacudiéndola y gritando lo menos posible su nombre.

"¡Woah, woah! Abre los ojos y sigue mi respiración, despacio" intento tocarle la cara pero la joven se lo impidió moviéndose para todos lados. "Soy Harry, estas en mi casa". 

"¡No me toques! ¡Fuera!" soltaba golpes y patada para todos lados frenéticamente, golpes que por supuesto Harry pudo evitar y, al tener mas fuerza, atrapó los dos brazos de la chica que estaban a punto de empujarlo con una mano, y con la otra subió a su regazo y de un solo movimiento el cuerpo entero de la joven.

No sabia que diablos estaba haciendo, solo lo hizo. 

"Ya, dulce. No te preocupes, estás a salvo conmigo, no voy a dejar que nadie te haga daño". 

La mantuvo apretada y balanceando su propio cuerpo en un ritmo suave, cerrando los ojos y respirando profundamente, intentando que Lisa pueda lograr apaciguar su frecuencia cardíaca. Era un truco que Elena recomendaba con pacientes cuando sufrían un ataque de pánico, vaya ironía

"Solo, solo déjame en paz, estoy sucia" pudo articular una oración coherente luego de diez minutos de llanto que parecía incesable, minutos en los que se aferro al cuerpo tibio y seguro del hombre de ojos verdes, quien no sabia que estaba haciendo realmente, solo sabia que no quería ver una lagrima mas en la piel de porcelana de la joven. Frotaba su espalda, la apretaba contra su pecho y de vez en cuando le daba caricias o ligeros besos en la cabeza.

"Puedes usar el baño de mi habitación, esta subiendo las escaleras, es la segunda puerta a la izquierda por el pasillo" le sonrió y le escondió un mechón de pelo detrás de la oreja para pasar sus dedos fríos por la mejilla de Lisa. "Dúchate, te subiré algo de comer y algo de beber".

Libido DesireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora